Atravesó el comedor y como de costumbre acarició el retrato de su mujer. Entró en la cocina y después de encender el televisor, se dispuso a preparar el tan ansiado festín.
Cortó el queso en cubos perfectos y acomodó los trocitos de jamón y las aceitunas negras en los platitos de copetín que le habían regalado hacía más de 50 años.
Cortó el queso en cubos perfectos y acomodó los trocitos de jamón y las aceitunas negras en los platitos de copetín que le habían regalado hacía más de 50 años.
Finalmente sacó de la heladera la botella de cerveza helada. El contacto con el frío del vidrio le hizo estremecer la punta de los dedos.
Concentrado en la gustosa tarea, no percibió la presencia de los intrusos dentro de la casa. Lo sorprendieron de espaldas.
Mientras uno le sujetaba los brazos, el más alto le lanzó un puñetazo brutal en la cara. Un grueso hilo de sangre comenzó a descender por el labio inferior de la boca.
-¿Dónde está la plata? –le gritó el rufián con ojos brillantes.
El segundo golpe fue innecesario. Si acaso le hubiesen permitido contestar…
-¡Hablá viejo de mierda!
Uno se quedó de vigía. Los otros corrieron hacia el piso superior en busca del botín. Bajaron con la bolsa del supermercado donde había escondido el fajo de billetes.
El dato que había filtrado el ave negra que gestionó la jubilación de Italia era correcto.
Antes de escapar, las tres ratas decidieron arrasar también con el banquete. Cuando los vió beber, una sonrisa postrera se asomó en los maltrechos labios.
El sobre que contenía el resultado de sus análisis clínicos, yacía sobre la mesada de granito gris. La enfermedad se hallaba en su fase terminal. Con suerte le quedaban 2 semanas de vida.
Volvió a mirar a los reos. Sus ojos, velados por lágrimas de íntima satisfacción, se detuvieron en el brindis final. En el fondo de la botella, la espuma letal del cianuro se confundía con las doradas burbujas de la cerveza.
Nota:
Este cuento fue uno de los primeros que publiqué en Liibook. Tengo una especial simpatía por él. En los tiempos que corren, un poco de justicia -aunque fortuita- no viene nada mal. Sepan disculpar mi sinceridad brutal.
Un saludo para todos!
Bee.-
Un fabuloso acto de justicia divina.
ResponderEliminarQue bueno!!!
Besos.
En estos tiempos que corren, advertir cierta sinceridad brutal sin perder coherencia es de agradecer. Nada que disculpar.
ResponderEliminarHas logrado lo que es casi imposible: un cuento extraordinario, de ésos que una vez leídos nunca se olvidan, con final que es una flama de justicia (no feliz porque el pobre anciano está muriendo...)
ResponderEliminarYa veo porqué le tenés cariño a este cuento
Aplausos, linda Bee!!!!!!!!!!!
Qué buen sabor dejan la venganzas justas. Y aunque esta es breve e inmediata no sé por qué me ha traido a la mente a mi querido y admirado Edmundo Dantés.
ResponderEliminarSaludos, Bee.
que polenta que tiene este texto! está escrito visceralmente!
ResponderEliminarte felicito amiga... y ojalá hubiera más justicias como estas, aunque sean fortuitas.
Abrazos Bee
letal...directo a la médula, si el destino no hace justicia, ya nos ocupamos nosotros de dictar la sentencia. Estupendo relato, bee.
ResponderEliminarte beso.
En todo el relato el Narrador se muestra subjetivo (ratas, reos, rufián)... lo cual hace innecesario el comentario final de la Autora.
ResponderEliminarMás allá de la vida real (mi opinión siempre es está tamizada por el hecho de no ser de este país), el relato está bien cerradito, una pieza de colección.
A huge kiss, my BeeBee.
Be a good girl!
HD
El hecho de que se vayan a morir no los redime ¡Se consumieron lo único que le sería útil al anciano...!!! Son unos HDP! Mas allá del sarcasmo, me gustó. Está hecho con la precisión que siempre te caracteriza. Abrazo
ResponderEliminarTORO:
ResponderEliminarMe sacaste las palabras de la boca!
Besazo salvaje, Xavi!
SERGIO:
Gracias por tus palabras, Sergio.
Saludos porteños!
PATRICIA:
Muchas gracias, Patri!!! Viniendo de vos, me causa una alegría muy especial. Ya sabés cuanto te quiero! Un abrazo enorme, Córdoba querida!
JOSÉ LUIS:
Hola Bro!!! Viste que sensación de alivio provoca un poquito de justicia?
Un beso grande, Jose!
ESCARCHA:
Cómo me oonocés, Diana!!! En verdad, lo escribí con las tripas. Ando muy enojada con las cosas que pasan. Y bueh, salió este texto.
Besos embrujados, amigaza!
OTTO:
Gracias, guapo! Es relajante escribir y largar tanto tóxico cotidiano.
Otro beso para vos!
HUMBERTO:
Jajaja!!! Y no sabés el esfuerzo por encontrar términos "adecuados" No voy a mentirte, se me ocurrieron epítetos irreproducibles... Gracias por el elogio, Mr. Dib!
Kisses for you, my dear!
PEREGRINO:
ResponderEliminarTe me colaste mientras respondía!!!
Totalmente de acuerdo, Osvaldo.
Creo que nada es lo suficientemente "justo" Son unos HDP. Si, señor.
Todo mi cariño, abu!
¡Un relato que es una auténtica joya, Bee!
ResponderEliminarMueves el péndulo narrativo al ritmo de la acción imperante, generando la tensión que la situación requiere, para resolver no sólo de forma sorprendente, sino -tal como apuntan otro comentarios- satisfactoria para el lector.
Mis aplausos por esta pieza.
Un abrazo,
Hola Pedro!!! Muchísimas gracias por tus palabras. Es muy gratificante para mí, lograr que la historia llegue al lector.
ResponderEliminarUn gustazo tenerte por aquí.
Otro abrazo para tí, mi amigo!
Un buen relato, nada es fortuito. Está genial. Me ha encantado Bee. Te felicito. Besos.
ResponderEliminarFelicitaciones mi amiga sos genial el final ...bueno
ResponderEliminarbrindo por vos y tus letras con te frío con limon
GENIALLLLLLLLLLLLL!!!!!!!!!!!!!
No! Nadie puede interrumpir un momento así. Me relamía solo de leerlo. Un beso Vee!
ResponderEliminarSiempre mueren los malos.
ResponderEliminarPero tu relato es de los buenos.
Un placer leerte.
JULIE:
ResponderEliminarGracias por pasar, amiga!!!
Un beso para tí!
MUCHA:
Hola Muchita!!! Qué rico el té frio con limón... Me diste ganas!
Un abrazo bien apretado!
DANY:
Jajaja!!! Daniel, no tenés paz. Y falta el comment del licenciado Ato. Qué dúo!!!
Besos fortineros, Cuervo!!! Vamos no me aflojen ahora!!!!
SARCO:
ResponderEliminarTe me colaste en medio de las respuestas!
Eres un sol, Sarco! Gracias por leer. Te dejo un beso enorme!!! :)
Me encantó, entretenido y con suspenso.
ResponderEliminarY que además se haga justicia!!!
Perfecto!
Morir es un suave castigo para esos malditos que tanto daño hacen.
ResponderEliminarBien contado Bee
Jeje, la venganza es el placer de los dioses y en este caso, algo que se toma bien frio.
ResponderEliminarMAGAH:
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, M!!!
Un beso grande!
LA MALQUERIDA:
Absolutamente cierto, Flor.
Un abrazo para tí!
CÉSAR:
Esa frase me encanta, Césare! Jajaja!!! Bien frío ;)
Besos bluseros!
Buenísimo Bee! De casualidad al juedeputa que lo entregó no le habrá mandado una tb? Dale, sí?
ResponderEliminarJajaja!!! Le mandamos un pack entero, Pepe!!! Dalo por hecho.
ResponderEliminarAbrazo fortinero, Tiger!!!
¿Notás la diferencia entre la gente que solamente muere a la que elige morir con "glamour"? (por eso yo nunca tengo gripe).
ResponderEliminarY nuestra tarea como contadores de historia también es - algunas veces - regalar un poquito de justicia divina, aunque sea en la ficción.
Sos una reina, Male!!!
ResponderEliminarSe siente bien, no? Una realidad donde la buena gente gane aunque sea una vez...
Abrazo, mi amiga!
La venganza, según dice una canción, es un trasto tan inútil... pués yo digo que no siempre!!! Chulísimo.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte!!
Muy buen relato donde el cazador es cazado por su propia presa.
ResponderEliminarun abrazo
fus
estoy impresionada!! me ha... impresionado!! dejaré de escribir por que se me ha encasquillado el "impresionada" con sus respectivos derivados!!!!
ResponderEliminarun saludo
TRASTERA:
ResponderEliminarJajaja! Muy cierto, Elisa!
Un beso para tí!
FUS:
Bien dicho, Paco. Un poco de alivio para tanta injusticia.
Otro abrazo, mi amigo!
MARÍA:
Jajaja!!! Eres muy ocurrente, María. Gracias por leer y por tus palabras.
Saludos!!!
Deberían servirse más banquetes de cianuro para tipos así.
ResponderEliminarCuánta verdad, Carlos!!!
ResponderEliminarSaludos para tí!