En el transcurso de aquella madrugada asomó la nariz por la ventana y comprendió que la chaqueta no alcanzaba para protegerse del frío. Se calzó un gorro de lana hasta las orejas y enrolló una vieja bufanda alrededor del cuello. Luego empuñó la linterna y se escabulló por la puerta del fondo intentando no hacer ruido; la mujer tenía el sueño ligero y lo último que necesitaba era ser descubierto en medio de la excursión nocturna.
Recorrió con la mirada la extensión del terreno e intentó evaluar el sitio adecuado para poner en marcha su secreta misión. Cerca del estanque, definitivamente no, pues el agua es implacable con la materia. Tal vez junto al roble, su figura imponente aleja a los curiosos, incluso a las aves más atrevidas; ni que hablar de los nietos, que afirman que en realidad dentro de aquel tronco habita un ser repugnante y maligno.
Caminó unos pasos y se detuvo en la medianera que separa su casa de la del vecino. Agazapado, estiró las manos y exploró la tierra húmeda y lodosa –en esa parcela el sol había abrasado la hierba- y decidió que ese era el lugar indicado.
A tropezones bajó por la escalera del sótano, encendió la bombilla y se acomodó en una banqueta de madera. Sobre la mesa estaban dispuestos los elementos necesarios. Un torbellino de rapacidad le embriagó los sentidos y lo impulsó a comenzar la tarea. La caja de herramientas, que era de metal y perteneció a un tío artesano, tenía la tapa con bisagras y varios cierres que impedían cualquier posibilidad de profanación. Olfateó su aroma y aspiró cada milímetro del delicado plano. El contacto con la superficie sedosa lo estimulaba, y una caricia suave, casi trémula acompañaba todos los movimientos. Fue acomodando su prenda tan amada y la dispuso de un modo prolijo y amoroso.
Hundió la pala en la tierra y cavó hasta que los músculos de los brazos no resistieron más. El pozo era lo suficientemente profundo y cumpliría con el objetivo. Alzó la caja, la acunó como a un niño dormido y antes de enterrarla, se despidió de su tesoro sabiendo que tarde o temprano volverían a reunirse.
Nunca había sido bueno para soportar las esperas. Y esta espera se tornó exasperante: la esposa cambió tantas veces de parecer que pensó que nunca sucedería. Sin embargo, a mediados del verano, la mujer lo sorprendió con un viaje a la capital con el fin de visitar a la hija menor. Estaba solo, al fin había logrado deshacerse de ella. Peregrinó los metros que lo separaban del jardín con el corazón palpitante y un frenesí desbocado. Esta vez ni siquiera utilizó la pala, mientras hundía las manos como garras, los dedos arañaban la tierra con prisa y sin pausas. Encontró la caja, abrió los cerrojos y permaneció enajenado mirando el interior. Lo cierto fue que no había sabido equilibrar las ventajas, prefirió la fortaleza del acero a la impermeabilidad del plástico y no tuvo en cuenta que el metal es proclive a la oxidación.
Los billetes de 100 dólares infectados con gusanos y larvas de insectos varios –que protagonizaron un descomunal banquete durante aquel invierno- habían convertido a su venerada fortuna en insignificantes deshechos sin valor. Enloquecido, sacudió la caja y desparramó los jirones de papel que quedaban dentro de aquel cofre que en algún momento creyó inexpugnable. Entonces, su dudosa cordura, acabó por esfumarse.
Sólo el silencio restaura cada cosa en su lugar.
ResponderEliminarNo tengo la menor duda, Jorge. Me atrevo a algo más: el silencio y el tiempo.
EliminarMuchas gracias por dejar tu comentario. Saludos!
Bueno, me asustó un poco lo del "Peregrinaje"; el resto está maravillosamente construido hasta llevarnos al final que se merecía... Digo ¿no...? que mejor caja para atesorar que la de los sentidos... Abrazo
ResponderEliminarYo sabía que ibas a reaccionar!!! ;-) Es que no pude encontrar un verbo que describiera mejor la situación! Muchas gracias, Osval! Abrazo enorme!
EliminarFelicitaciones!!!
ResponderEliminarTe agradezco muchísimo, Leo! Aprovecho para felicitarte por la selección de tu micro en el concurso. Un beso!
EliminarA través de un clima sórdido y enigmático, con verbos precisos, vas llevando al lector a pensar en un final que luego no es lo que se imagina, aunque es bien cierto que hay muchos crímenes y formas de muerte que no necesitan de un cuerpo humano.
ResponderEliminarEn este texto hay un fuerte contenido de realidad social, tal vez para gente de otros países no tenga el mismo impacto... o sí.
En mi opinión, es un relato que pide más desarrollo, más palabras, principalmente en la 'franja' que se produce antes del viaje de la mujer.
Just go ahead, you know...
A big kiss, my BeeBee.
HD
Hola, Negro!!! Estás al pie del cañón, eh? :-)
EliminarEsta historia viene dándome vueltas hace rato. El viejo y su avaricia entraban y salían de mi cabeza como dos cuervos. Probablemente, mucha gente no lo sienta tan "negro" como lo veo yo. Pero ya sabés, las historias llegan y se imponen, a veces a patadas. Quizás, es cierto, el "antes" necesite más desarrollo, por ahora salió así. Pero nunca quedan así. Siempre siguen evolucionando... Eso es lo bueno de escribir.
A por todo, Negro amigo!!!
Kisses & hugs for you, milord!
Papelitos...
ResponderEliminarY por esos papelitos se cometen todas las barbaridades del mundo.
Deberían pudrirse todos hoy mismo.
Besos.
Ahí está la cosa, Xavi. Papelitos que lo único que provocan es más miserias y m más miserables. Besos salvajes, Toro Loco!
EliminarSe lo tiene merecido por no querer compartir con nadie... El dinero en soledad no vale nada. Un besote.
ResponderEliminarAsí es, mi amiga. Me producen tremendo rechazo estas criaturas tan avaras y codiciosas. No pude lograr la mínima empatía con este hombrecito.
EliminarOtro beso para tí!
Los secretos
ResponderEliminarlos que los guardan... o según no los guardan los esconden.... mintiendo así de alguna manera la realidad de lo que son....
Mil abrazos mujer loba para vos
Muy buena reflexión, Mucha. Los secretos... Manipulando situaciones, escondiendo realidades.
EliminarOtros miles de abrazos para vos, Mireya querida!
Bee, me pareció un relato bien negro, lo sentí así, será porque me gusta ese género.
ResponderEliminarEstá muy buena la forma en que vas describiendo el proceso previo al "entierro".
Solamente algo me saltó un poco y es el pase de tiempo entre la preparación de la caja y cuando arrancás con el párrafo: "Nunca había sido bueno para soportar las esperas"...
Tal vez se necesita un doble espacio para separar las dos etapas o un nexo que muestre que pasó el tiempo, eso fijate vos, tan sólo me atrevo a darte mi opinión. El final es excelente, con un tema muy de actualidad, por lo menos nuestra, la acumulación de los u$a.
Un gran abrazo y buena semana.
Muchas gracias, Mire! Es probable que tengas razón. Quizás fue demasiado sutil ese "se despidió de su tesoro sabiendo que tarde o temprano volverían a reunirse" Me inclino por el doble espacio que me comentás. Y bienvenida la opinión, mujer. De eso se trata esta aventura de escribir. Otro abrazo enorme y también te deseo una semana armoniosa! :-)
EliminarMe gustó, todo avaro tendría que tener un final así!!
ResponderEliminarUn abrazo, BEE!!
Muchas gracias, Edu! A este se le fue la mano, no? ;-)
EliminarAbrazo fuerte, maestro!
Tampoco importaba mucho, eran falsos. Se los había dado yo, como pago de un asunto sucio y oxidado, como el metal. Era ansí de simple.
ResponderEliminarYo sabía que tú habías andado por allí... ;-) Lo bien que has hecho! Beso!
EliminarSi le sirve de consuelo al personaje, tengo conocidos que tenían una caja de seguridad en el Banco Río de Acassuso....Algunas veces nos pasa también con asuntos del corazón. Enterramos los sentimientos hasta que se los comen los gusanos. Un consejito, ya que está que corte el árbol, no sea que venga un vendaval y caiga sobre la casa. It never rains, but it pours....Beso Grande!!
ResponderEliminarNo hay lugares seguros, Peep querido! Y con respecto al corazón, vaya que hay que ventilarlo: no es bueno que se pudra nada ahí adentro. Le pasamos la motosierra para que se encargue del árbol? ;-) Besazo, my Tiger!!!
EliminarLa avaricia y la ignorancia unidas hacen una pareja lamentable, sobre todo por la connotación de soledad y desesperación que resulta.
ResponderEliminarBesos sin avaricia.
Tremenda conjunción, Gloria. Y cuántos casos existen en este mundo. Tristeza total. Besos generosos para tí, amiga!
EliminarQuizá perder su tesoro será su salvación, olvidar que tuvo familia y dinero para recobrar la cordura en otro lugar.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy interesante mirada, Ishtar. Quizás y si lo sabe aprovechar, esto sea un aprendizaje. Otro abrazo para tí, guapa!
EliminarDear Bee, permítime una corrección: donde dice "A los tropezones bajó...", debiera decir "A tropezones bajó...", salvo ese error tipográfico de tecla no te cambio ni una letra, ni un gusano, ni le devuelvo la cordura a este pobre diablo.
ResponderEliminarCongrats, my sis.
Gracias, bro! Ya está listo! Jajaja!!! Me gusta eso de que el personaje se quede así: Loco, loco!
EliminarThank you, my dear!!! xxx
Final a nivel de lo que merecen personajes así. Me llevaste por muchos caminos, hasta un final inesperado. Es muy bueno!
ResponderEliminarBesos Bee!
Muchas gracias, estimada Sara! La idea es invitarlos a una aventura y que la recorramos juntas. Besos para tí también!
EliminarLo mismo pasará el día que nos desentierren desde el cementerio, seremos los papelitos más asquerosos del mundo, nuestro cofre de madera de roble estuvo exultante el día del sepelio, seguíamos siendo el dinero de Dios....pero las esposas del tiempo viajarán a ver a sus hijas menores y no faltará el loco que con pala en mano quiera vernos de nuevo en tan abstracto dormir....quizás fuimos de cien dólares...pero llegaremos a penosos centavos carcomidos...
ResponderEliminarUn beso forte.
Me encantó eso de "seremos los papelitos más asquerosos del mundo" a partir de allí elaboraste un comentario digno de otro cuento. Un lujo, leer tus pensamientos, Sarco querido. Besos enormes desde el otro lado de las montañas.
EliminarEra el dinero que fraudulentamente le había dado el concejal de urbanismo de su pueblo por hacer un trabajillo, no cayó en la cuenta de que era oxidable. Me quedo por aquí y te animo a visitar mi blog.
ResponderEliminarSaludos Bee
Muy buena teoría, amigo!!! Jajaja!!! Considérate como en tu casa. Esta noche visitaré tu blog, no lo dudes.
EliminarSaludos cordiales!
Esa justicia implacable que parece suceder tan sólo en las películas... Nos hace sentir al pobre hombre un culpable redomado recibiendo de su medicina... La desesperación de estos tiempos inestables, nos hacen reconciliarnos con la vida, ajusticiando hasta a un pobre desdichado amasando su fortuna... No es necesario saber su origen... Huele a culpa y a oscuridad....pero lo pagó caro...jajaja...besos querida mía...
ResponderEliminarMuy buena reflexión, Mel! Es la posibilidad casi "mágica" de los escritores, a veces hasta podemos impartir justicia... ;-) Otras, somo más macabros que el peor asesino. En definitiva, creo que nos moviliza el gusto por contar. En este caso, la historia apareció en mi mente y fue muy oscura.
EliminarBesos miles, amigo querido!
Me gusta mucho como escribe. Un blog fantástico.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Antonio. Es muy generoso su comentario. Siéntase como en su casa. Le dejo mis saludos más cordiales.
EliminarBuenos días desde España, Bee. Una vez más utilizas el lenguaje de una manera austera y pulcra, tienes un estilo que me encanta. Además has sabido llevar al lector hasta prácticamente el final de la historia sin que este sepa cuál es la trama, todo un arte.
ResponderEliminarUn abrazo
Sete
Buenos días, mi amiga! Muchísimas gracias por tus palabras y es una alegría saber que te gustan mis historias. Misión cumplida entonces! Un abrazo, Sete!
EliminarEl dinero, como el cuerpo, se pudren. Lástima que no supiera disfrutar de ello con su mujer... La vida es un instante, hasta para los billetes que no se gastan adecuadamente.
ResponderEliminarMe encanta el párrafo final donde la ambición se ve afectada por la conducta. Yo no le quitaría ni le pondría nada al cuento. Es muy actual y está perfecto. Mi felicitación. Un fuerte abrazo.
Hola, linda Julie!!! Qué razón tienes, mi amiga. Demasiadas personas viviendo un materialismo fatal que le impide VIVIR de verdad. No soy quien para dar consejos, pero ciertas conductas son tan inexplicables... Muchísimas gracias por tus bellas palabras, mujer linda! Estaré visitando tu blog, hoy por la noche. Ya sabes, nada mejor que leerte en la tranquilidad de mi casa y con un té de menta entre las manos. Todo mi cariño para tí!
EliminarQué mala sorpresa la del tipo y qué buena la mía, que no esperaba ese final. Lo de las bolsas de plástico ya me lo anoto, no tengo más que unas pocas monedas para esconder pero me repugnan los gusanos.
ResponderEliminarSalut, Borjas Bee.
Jajaja!!! Gracias por el comment, Rob! A mí también me dan "cosita" los gusanos...
EliminarSalud en tu honor, mi amigo!
P/D: Me uno al pedido de Ato, vuelva a publicar, si? ;-)
¡Adoro esa forma que tienes de narrar! tan precisa. Nos dejas con ella, en esta historia terrible de avaricia, secretos oscuros de la condición humana que llevan hasta la demencia, al disparate de un tipo egoísta, incapaz de compartir un dinero que no vale nada si no se gasta con los seres queridos. ¿De que sirve en soledad la riqueza? el morbo de acumular a escondidas convierte a los hombres en miserables y enfermos. La estupidez humana, es ese mundo de gusanos que se comen tu dinero.
ResponderEliminar¡Fantástico Bee!
Besos y abrazos
Muchas gracias, Antonio! Siempre eres muy generoso con tus palabras. Y exactamente eso quise reflejar en el relato: AVARICIA en estado puro. La idea era mostrar el mundo del protagonista que estaba absolutamente reducido a esa caja y al contenido de la misma. Otro abrazo para tí, mi estimado amigo!
EliminarPor es que a la plata hay que quemarla apenas cae en las manos, porque siempre aparece un gusano que te arruina la fiesta. Nunca se sabe lo que puede pasar mañana. Se vive más feliz en el hoy.
ResponderEliminarMuy bueno lo suyo.
Un saludo.
Jajaja!!! Muy buena solución, don Yoni! Muchas gracias por visitarme y de paso lo felicito por su última producción. Excelente!
EliminarOtro saludo para usted, mi amigo!
éste avaro loco se vió además poco previsor. Señalas con tu texto que el mundo está sembrado de tesoros dejados por inseguros que creen que el dinero es para guardarse y perpetuarlo.
ResponderEliminarPrimero me tenías pensando que se trataba de un entierro "do it yourself ".
Y bien puedes sacarle una versión con ésa variante.
Codicia, ambición, estupidez. Cada día más locos...
EliminarMuy buena esa versión que se te ocurrió, Carlitos! Ya la estamos anotando.
Beso grande!!!
Hola Bee. Te felicito por el relato.
ResponderEliminarMe gusta leer tus textos siempre precisos y creíbles.
Un abrazo hasta tu primavera.
(En este caso, me felicito por no darle ninguna importancia al dinero, causa de tantos males).
Hola, mi amiga. Muchísimas gracias por tus generosas palabras y bienvenida a mi casa. Un placer conocerte. Un abrazo para tí!
ResponderEliminarP/D: Y yo también te felicito!
brillante como nos tienes acostumbrados. Estoy con Humberto, la trama aconseja ser algo más prolija en la presentación del personaje. Aún así nos sigues sorprendiendo con esa crítica mortuoria a la avaricia más insana. Beso grande.
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