Amadeo Landa ignoraba el significado de la palabra violencia hasta que descubrió la infidelidad de su mujer. A partir de ese momento no volvió a conciliar el sueño, apenas lograba dormitar recostado en las ventanillas de los trenes o durante las tardes, apoyado sobre el cristal de la vidriera de un bar que lo cobijó durante aquel fatídico invierno porteño.
De pureza en la mirada, de conducta intachable, de lealtades firmadas en el altar de la parroquia Nuestra Señora de las Mercedes, Amadeo siente que ya no queda nada. En efecto, la traición provocó un quiebre y de pronto se encontró fantaseando con la idea de matarla. Esa entelequia no le impidió reconocer su ignorancia para materializar la sugestiva ilusión. Debía ensayar, entonces consideró la opción más cercana: se fue aproximando sigilosamente a la jaula pintada de color dorado; después de todo aborrecía a aquel loro parlanchín que lo hostigaba día tras día. La bravuconada resultó todo un fiasco, pues terminó con un nudo en la garganta y las manos vacías.
Más tarde evaluó otra alternativa. Compraría balas en un decrépito negocio de Barracas, el cual y a simple vista parecía el lugar de reunión de antiguos cazadores de perdices. Cargar las municiones en la recámara, retroceder el martillo, disparar… Una catarata de espasmódicas carcajadas derivó en un inconsolable llanto saturado de lágrimas gruesas, inmaculadas.
Tras meditar un largo rato concluyó que existía otra salida más cruel y menos sanguinaria. No experimentó remordimiento al ingresar al dormitorio conyugal. Atravesó el cuarto dando zancadas seguras, se acercó al armario y abrió las puertas de par en par. Lo sorprendió un orgasmo traicionero, un preanuncio de la futura satisfacción producto de la venganza. Arrancó los vestidos del perchero y confeccionó una montaña informe, multicolor. Él también había amado aquel ajuar, el mismo que ahora destrozaba a fuerza de tajos salvajes, víctima de una furia desconocida. Por un instante hasta se imaginó el rostro horrorizado de su mujer contemplando la dantesca escena. Pero esa fantasía no aconteció. Alba no regresó a casa, ni se esa noche ni ninguna otra.
Se quedó solo, rodeado de jirones de tela y con el tormento de comprender que él, Amadeo Landa, también podía llegar a matar.
El pobre Amadeo había entendido mal eso de la violencia de "género".
ResponderEliminarUn placer leerla, Borjas.
Menos mal, Rob! Zafó de una tragedia bien gorda. Un placer tenerlo por acá, amigo!
EliminarUn relato triste y magnífico, en el que escarbas y profundizas en la desolación que produce el desamor...
ResponderEliminarMe ha impactado (no sé por qué o tal vez sí y demasiado bien), sobre todo ese final, rodeado de jirones de tela, entendiendo y asimilando dos duras realidades: que Alba no iba a regresar y que como casi todo ser humano, podía ser capaz de matar...
UN abrazo!
Muchas gracias por tu comentario, Jose. Muchas veces aprendemos a "conocernos" cuando nos suceden cosas muy extremas. Ver ese lado oscuro no es nada fácil y mucho más difícil aceptarlo. Abrazo fuerte!
EliminarA Amadeo se le juntó todo, la infidelidad y el invierno, pero tengo que reconocer que ella lo hizo muy bien, renovó al mismo tiempo la vida y el armario.
ResponderEliminarBesos, Bee.
Así es, Jose! Cada uno atraviesa las situaciones de manera bien distintas. Todo es según el cristal con el que se o mira ;-)
EliminarBesos porteños, guapo!
Un relato muy a tu estilo. Bueno, conciso y con un final que no se espera. Me imaginé al bueno de Amadeo rastrillar el arma y pegarle un tiro. Una venganza que no llega a consumarse, pero al mismo tiempo le da una muy buena enseñanza a Amadeo. No vale la pena mancharse de sangre por un juego del desamor.
ResponderEliminarsaludos
Carlos
Estoy de acuerdo contigo, Carlos. No vale la pena mancharse las manos con sangre. Muchas gracias por leer. Un saludo para tí.
EliminarMuy lindo Bee, una construcción perfecta que remata con el mejor final: el inesperado. Pobre Amadeo porque no va a dejar de pensar como consumar ese acto que nunca podrá concretar...
ResponderEliminarGracias, Osval! Creo que Amadeo tiene mucho que aprender de él mismo. Recién se asomo al vacío, lo interesante será saber si puede convivir con lo que vio. Abrazo fuerte, amigazo!
EliminarCornudo por su mujer y apaleado por su conciencia. Hay gente que no tiene remedio.
ResponderEliminarExcelente relato, Bee.
Un abrazo.
Es verdad, Chema!!! Muy buen punto! Me interesa meterme en la mente de esas personas que son tan cerradas que no pueden ver que es determinante aprender a quererse a sí mismo. Muchas gracias, guapo! Abrazo eterno.
EliminarMuy buen relato. Me gusta esa manera de llevarnos como si fueras ilustrándonos la historia con imágenes.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Pilar! Un placer para mí que te guste la historia. Besos para tí, guapa.
EliminarMostraste muy bien ese lado oscuro que todos llevamos adentro, por más devoto a Nuestra Señora de las Mercedes que sea Amadeo.
ResponderEliminarUn personaje bosquejado en pocos trazos, los suficientes para verlo nítidamente, hasta en el orgasmo traicionero que tiene ante lo que él cree será la consumación de la venganza. Que como toda venganza sólo deja un sabor amargo y en el caso de Amadeo, además frustrada.
Un placer volver a leerte, Bee. Abrazo grandote.
Muchas gracias, Mirella. Y es cierto, este hombre se quedó en la nada. Incluso pienso que quizás nunca tuvo nada...
EliminarBeso grande.
muy buen texto Bee!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarme encantó esa necesidad de violencia para canalizar algo que lo invadía... aunque la violencia no sea para todos y mucho menos para él!!!!!!!!!!!!!
ABRAZOS BEE
Muchas gracias, morocha querida! Me interesa indagar en las partes oscuras de los personajes. Ese rasgo de brutal humanidad llamada: venganza. Y cierto, no es para todos. ;-)
EliminarAbrazo embrujado, amigaza!
Muy bueno!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Leo! Un beso grande!
EliminarAyer estuve mirando una escena que me ha hecho pensar en ese lado negro de cada uno. En mi caso era las palomas.
ResponderEliminarMe gusta. Un cordial saludo.
Hola, guapa. Has visto? Es una cuestión tan natural. Nuestra razón -y menos mal que es así- nos sirve para controlar esas oscuridades. Pero que las tenemos, no hay dudas.
EliminarOtro saludo para tí.
Yo también leí con mucho interés y esperaba que al final llegara ella. Sacas también aquí, el lado oscuro del lector que observa con detenimiento el lado oscuro del personaje a través del lado oscuro del narrador. Brillante.
ResponderEliminarFuerte abrazo, Bee
Muchísimas gracias, Antonio. En verdad, este relato fue un juego de gato y de ratón: tuve que lidiar con mi parte oscura también. Abrazo para tí, amigo.
EliminarTodos llevamos un monstruo dentro.
ResponderEliminarHay que procurar que no se despierte.
Besos.
Así es, Xavi. Y en la actualidad lidiamos muy habitualmente para que no despierte.
EliminarBesos salvajes, Toro Loco.
Descubrirse a uno mismo en esa tesitura debe ser horrible, siempre que haya reflexión posterior y canalización de esa ira en emociones positivas, de lo contrario, el asesinato de la pobre mujer se daría tarde o temprano, por desgracia, así sucede a diario. Escalofriantemente real, Bee.
ResponderEliminarAbrazos.
Así es, Sete. Es la eterna lucha de todos: conservar ese delgado equilibrio entre la cordura y la locura. Todos tenemos luces y sombras, lo ideal es mantener los demonios bajo control.
EliminarAbrazo enorme, guapa amiga!
Yo creo que su lado oscuro no llega a ser negro, apenas gris, tan gris como el final que se condice muy bien con el invierno de su descontento (Perdón William). No es que hubiera querido que matara, pero las venganzas demoradas acaban en pálidas sombras del pensamiento (Perdón de nuevo, William).
ResponderEliminarGreat work, my BeeBee.
Big kiss for you.
HD
Muy bueno, Negro! Es que es así: se asoma al abismo, pero creo que va a quedarse en la orilla; ni se atreve a lanzarse, ni se retira. He´s GREY. Yes, Sir!
EliminarBig hug, milord!
Pensé que iba a travestirse, por lo del orgasmo. Claro, de algún modo se travistió, de patán a asesino (en espera).
ResponderEliminarMuy bueno, Fernando! Me diste una idea!!! ;-) Creo que Landa ni siquiera es una sombra... Un abrazo!
EliminarQué maravilla de cuento! Saber que se puede llegar a matar es muy serio... Magníficamente escondido el humor y el final, como siempre, de lujo. Un verdadero placer leerte Bee. Mi cariño.
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga querida! Es difícil aceptar nuestras sombras, lo interesante es mantenerlas a raya. MI cariño eterno, Julie bella.
EliminarA veces lo peligroso no es cometer un acto sino darse cuenta de que uno es capaz de cometerlo. Un besote.
ResponderEliminarExactamente, Flaca! De eso se trata esta pequeña historia. Un besazo para tí!
EliminarUn tema serio y vestido de la gravedad de la tragedia y los sueños rotos que pudieran llevar a un pacifista al asesinato.
ResponderEliminarDe la India surgió hace mucho un párrafo acerca de matar a alguien que siempre he considerado una joya y que además debía enseñarse en las escuelas y difundirse con frecuencia por los medios. En lugar de tantas campañas memas como : "Regale afecto,no lo compre. Y otras que prefiero olvidar surgidas de creatividad de funcionarios.
Y hasta donde da mi memoria dice algo como: "Si alguna vez quieres matar una persona y te sientes justificado por el agravio que te haya causado hay una forma perfecta de hacerlo. No la vuelvas a ver,ni permitas que se te acerque,ni siquiera en tus recuerdos,ni en mencionarla. Al tratarla como si estuviera muerta, habrá muerto para tí y no cargarás con un crimen ni tendrás que ser prófugo de la justicia y la venganza de los demás. La habrás matado para siempre."
Como siempre tus letras son poderosas en hacernos sentir lo evocado en ellas.
Que cosa tan triste. Un tango.
Me encantó, Carlitos! Esa frase que citaste en maravillosa. La indiferencia es la clave. Una vez, una profesora de Psicología en la escuela nos explicaba que lo opuesto al Amor es la Indiferencia. No, el Odio. Muchas gracias por leer siempre. Un beso enorme!
EliminarUna pintura exacta de un pobre tipo, un tipo que descubre lo peor de si mismo en una situación límite, lo peor de si mismo que sacó afuera quizás le sea fiel y lo acompañe siempre, no como la infiel de su mujer!!
ResponderEliminarMagistral, BEE, abrazote!!
Muchísimas gracias, Edu!!! Estoy de acuerdo con vos: Es un pobre tipo.
EliminarAbrazo fuerte, maestro!
Espléndido mi Bee... no existen los buenos buenos, y cuidado con los más buenos, que sorprenden a lo grande, las negruritas siempre las tenemos todos.
ResponderEliminarMil abrazos!
Qué buena observación, Sara! Ayyyy!!! Esas negruritas tan veleidosas...
EliminarAbrazo con todo cariño para tí!
La historia es muy buena, pero Amadeo es un mero "asesino de telas" y asusta loros. El tipo es un monaguillo de los que suelen tomarse el resto del vino consagrado, pensando que es Ronnie Biggs (el Ladrón del Siglo inglés que vivió en Brasil) No sé, tal vez termine como un Fashion Killer, como mucho o peor aún, como un Drag Queen. Nunca se sabe...Beso y a juntar energía para el Mundial!!
ResponderEliminarJajaja!!! Drag Queen!!! Es lo que le falta! Besazo y vamos por el Mundial, caramba!
EliminarO cómo el imaginario logra construir toda una escena para ejecutar la impía acción y de repente todo es un castillo en el aire excepto la realidad omnipresente... Qué bueno... Cuántas veces nuestro cerebro juega peligrosamente a imaginar cosas que sabemos nunca sucederán... Al menos, no perpetradas por nuestras manos... Genial querida amiga... Besotes mil.
ResponderEliminarDe eso se trata, Mel. La idea es construir una historia y liberarla. Me fascina esa sensación de poder provocar la imaginación del lector. Y estoy de acuerdo contigo, "no perpetrarlas con las manos" ;-) Muchas gracias y besazo para tí, guapo querido!
EliminarComo decía tu paisano Discépolo: "Victoria / ¡Saraca, Victoria / Pianté de la noria / ¡Se fue mi mujer /" ¿Para qué molestarse en matar, cuando se puede disfrutar de la (mejor) vida?
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Jajaja!!! Es verdad, Amando! Y me enorgullece que menciones a un autor tan genial como fue Discépolo (visionario total) Mejor dejar ir a quien no nos quiere. Algo genial vendrá. Abrazo fuerte!
EliminarBien por Amadeo, aunque tiene que ser doloroso que tu pareja te engañe con otra persona, nunca puede ser motivo para quitarle la vida, somos tan posesivos que en un caso así se remueven todas las pasiones, los celos, la rabia, el amor propio dolido, ese sentimiento de propiedad que todos tenemos en mayor o menor medida y que te hace pensar que esa persona te pertenece. No somos propiedad de nadie, el amor es libre, los sentimientos no se pueden controlar y Amadeo al final lo entendió así, ese lado oscuro empezó a emitir luz y todo se inundo de claridad, ojalá siempre fuese así. Muy buen tema para reflexionar.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte
Me encanta tu comentario, María Rosa. La clave está en lo que tú bien dices: Nadie es propiedad de nadie. El amor es un acto de libertad y generosidad. Si tiene que ver con la obligación, ya no es Amor.
EliminarMuchas gracias por leer y por compartir tus reflexiones.
Un abrazo fuerte, mi querida amiga.
Condenado a vivir con todo hecho jirones. De cualquier modo, asumo, tendrá tiempo para la reflexión, por lo menos hasta que llegue el olvido.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, don Yoni! Sería muy aconsejable que Amadeo opte por ese camino. La venganza no apaga el dolor...
EliminarOtro saludo para ud!
Los celos son siempre creados por mentes inseguras.
ResponderEliminarO por alguien que nos ha contado cosas de la vida que es mejor callarse.
Los celos van de la mano de la envidia
mientras se destroza lo que no pudo ser...
Mil besos
Los celos no sirven para nada, Mireya! Creo que es como la alimaña que crece entre el pasto tierno, solamente hace daño.
EliminarBesos porteños, guapa!
Aunque no soy nada experta en valoraciones, creo que haces ver y sentir muy bien los sentimientos y la psicología del personaje. . Haces vivir tus relatos.
ResponderEliminarAbrazos hasta tu otoño
Muchísimas gracias, Socorro! Me ilusiona saber que una historia puede transmitir tantas cosas. Abrazo fuerte hacia tu primavera, amiga!
EliminarLa ira no reconoce limites cuando matar es la única solución a la afrenta recibida.
ResponderEliminarBesos querida Bee
Hola, Flor!!! Es tan peligroso dejarse llevar por la ira... Se cruzan límites de los cuales no se vuelven....
EliminarBesos porteños, bella Flor!
Eres fantástica describiendo personalidades y sentimientos ¡me encantas! Es difícil que personaje tras personaje nos hagas ponernos en su piel y hacernos sentir lo mismo que ellos, tú lo logras y de que manera!.
ResponderEliminarTodos, aunque nos duela reconocerlo llevamos algo oscuro que en algunos está más oculto que en otros pero solo basta dar en la tecla exacta para que se ponga en funcionamiento.
Besos encantados.
Muchísimas gracias, Gloria! Me ilusionan tus palabras, guapa. Porque en definitiva, cuando escribo intento poder transmitir todo lo que la historia ronda en mi cabeza. Si lo logro, doble premio.
EliminarUn abrazo porteño, amiga!
Que adorable, ¡podría llegar a matar!
ResponderEliminarNo suelo decir nada (con las ganas me quedo siempre) cuando oigo a la gente decir que no son violentos, que “ellos” jamás cometerían un acto violento. No sé si es soberbia o falta de autoconocimiento.
Ay! Que me has tocado la fibra, un personaje planeando matar a alguien!!! Espero que Amadeo se dé cuenta que con imaginar es más que suficiente
Me encantó.
Un abrazo.
Muchas gracias, guapa!!! Y coincido contigo: creo que hay que ser muy valiente para aceptar nuestros lados oscuros y mucho más, para mantenerlos a raya!
EliminarAbrazo enorme, amiga!
Comparando Juego de Tronos con tu blog, el primero es más benevolente.
ResponderEliminar:)))
Un abrazo.
Jajajaja!!! Ya sabes, bro... Tu hermana es una salvaje! ;-) Abrazo y beso!
EliminarHola muchacha
ResponderEliminarque perdida estas!!!!!
Espero que te encuentres. bien
Te cuento
Todo bien en mi vida
aunque no se porque esta noche no me puedo dormir
Mi estomago siempre con problemas
Y mientras tomo té de mente azucarado te leo de nuevo
y leo a los maravillosos bloggers que te siguen
feliz noche y mejor dia
Mucha
Hola, Mucha! Es verdad, amiga. Muchas cosas que estoy haciendo no me están dejando el espacio que necesito para escribir como a mí me gusta. Ya sabés que "escribir" significa mucho para mí y si no lo hago involucrando todos mis sentidos, prefiero no subir textos que no me terminen de convencer. Lo estoy tomando con calma y ya veremos qué sale. Cuidate ese estómago remolón y compartamos ese té de menta, vale? Un beso enorme, mujer!
EliminarMuchas gracias por tus palabras, Marta! Yo también estoy algo perdida (muchas cosas para hacer) pero de a poco voy a volver al ruedo. Besos porteños, guapa!
ResponderEliminarSe te extraña ...que no escribes...
ResponderEliminarpero te he visto comentando en otros blogs
me hace feliz que estes bien y viva
jajaja
un abrazo siempre escritora
Muy bueno. Me esperaba otro final pero este sin duda es original y, curiosamente, triste por no ver la escena de la "venganza" o la "no venganza". Saludos.
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