El viaje en el subterráneo era tan sólo una travesía urbana que la llevaba de un lugar a otro. Obligada por las circunstancias laborales formaba parte de aquella masa de heterogénea humanidad: cuerpos cansados, olor a encierro y ese parpadear de luces al cual nadie se termina de acostumbrar.
Una mañana lo vio trepar al vagón de la línea B en la estación Malabia. A partir de aquel instante, esos quince minutos de trayecto de subte fueron para ella como una excursión adolescente. Quizás impulsada por ese otro espacio y tiempo -como aseguraba don Julio- su vida monocorde se convirtió en una experiencia embriagadora.
En medio de aquellos compañeros circunstanciales, la figura del hombre destacaba perfecta. Se frotó los ojos para verlo mejor. Apoyado contra el marco de la puerta, luchaba por mantenerse en pie ante el zarandeo de la formación. En honor a la verdad, no era muy diferente a la mayoría de los mortales, pero sin dudas el rasgo que lo distinguía era su piel blanca iluminada por los rayos de sol que irrumpían a través de los tragaluces del techo.
Mas el detalle que despertó su curiosidad fue el empeño del aquel desconocido por mantener el equilibrio y escribir en la pequeña agenda. A pesar del traqueteo del viaje, del paisaje cavernoso, de los efluvios pestilentes, el lápiz volaba ágil sobre las hojas blancas. Ella observaba los gestos, el ceño fruncido y fantaseaba con la idea de ser una musa inesperada.
Hasta ese momento no habían intercambiado miradas, por esa razón su posición era ventajosa. Podía observarlo hasta el hartazgo, almacenando cada expresión o adivinando por su semblante alguna inquietud que lo asaltaba.
Una risa chillona alteró la rutina. Los ojos del escritor se desviaron por primera vez clavándose en los suyos como dos esferas ardientes. Durante mucho tiempo tuvo en claro que existía una edad para dejar de ruborizarse. Estaba equivocada, las mejillas ardientes demostraban lo contrario.
El hombre, abriéndose paso entre la multitud, se aproximó hasta su asiento. Acercó la cara hasta detenerse a pocos centímetros de la suya. Entonces insinuando una media sonrisa, dijo:
-Hola.
Se dejó invadir por un delicioso remolino emocional. Con el rabillo del ojo alcanzó a leer una frase escrita en una hoja de la libreta: “Agitando el mundo subterráneo”.
La invitó a tomar un café. Ella aceptó. Pero esa es otra historia.
Y una tarde de otoño, abandoné mi letargo y me largué a publicar esta instantánea -como bien dice mi amigo el Negro Dib- con la intención de reconectarme con el blog y disfrutar de escribir una historia pequeña. En el último mes me dediqué a escribir cuentos más largos y a leer mucho. Les agradezco de corazón todas las muestras de cariño que me hacen llegar y les pido disculpas por mis ausencias en sus blogs. Simplemente me estoy dando un respiro, y como ya saben, cuando leo a los amigos, necesito poner toda mi atención. De lo contrario estaría siendo un trámite y nunca haría eso con la gente que quiero y respeto.
Les dejo un abrazo enorme para todos y un saludo cordial a los lectores anónimos que siguen las historias que se publican en el blog. Nos vemos pronto.
Bee.-
Y una tarde de otoño, abandoné mi letargo y me largué a publicar esta instantánea -como bien dice mi amigo el Negro Dib- con la intención de reconectarme con el blog y disfrutar de escribir una historia pequeña. En el último mes me dediqué a escribir cuentos más largos y a leer mucho. Les agradezco de corazón todas las muestras de cariño que me hacen llegar y les pido disculpas por mis ausencias en sus blogs. Simplemente me estoy dando un respiro, y como ya saben, cuando leo a los amigos, necesito poner toda mi atención. De lo contrario estaría siendo un trámite y nunca haría eso con la gente que quiero y respeto.
Les dejo un abrazo enorme para todos y un saludo cordial a los lectores anónimos que siguen las historias que se publican en el blog. Nos vemos pronto.
Bee.-
Muy bello Bee, tiene cadencia y una detallada descripción de una situación que pasa de lo cotidiano a lo trascendente. Un abrazo
ResponderEliminarMe encantó tu comment, Osval! Muchas gracias, amigazo. Beso!
EliminarEscribe cuando puedas y te apetezca. Lo mismo las visitas. El día que esto se convierta en una obligación, perderá toda la gracia.
ResponderEliminarOtra cosa es que nos alegremos de saber de ti y volvamos a disfrutar leyendo algo tuyo.
Un abrazo.
Tienes toda la razón, querido Chema. Vamos a disfrutar! Abrazo enorme, amigo!
EliminarNo hay que disculparse por nada, Bee, todos nos tomamos nuestros descansos. Me ha gustado volver a leerte.
ResponderEliminarUn abrazo para ti también.
Y a mí me encanta tenerte por acá, Jose! Abrazo bien fuerte!
EliminarQué bueno volver a saber de ti!!! Me ha gustado mucho el relato. Me ha recordado un poco a algo que le pasó a mi hermana en un autobús pero ésa es otra historia... Jajajaja.
ResponderEliminarUn besote y aquí te esperamos.
Hola, Flaca linda! Jajaja!!! Ahhhh! Las historias en los transportes... :-) Beso porteño, guapa!
EliminarCada vez me gusta más leer, saborear trechos de lo que sucede frente a nuestros ojos y no vemos, cada vez disfruto más de un párrafo bien escrito que toda una historia contada como el traste. Siempre fui un lector de la metonimia, me parece que te das cuenta de eso.
ResponderEliminarUn beso grande, my Dearest, ya sabés que nada cambia si subimos un escrito cada 7 días o cada 2 meses, lo importante está en otro lugar, como dijo no sé quién.
HD
Sos mi amigo querido, Negro. Y como ya nos conocemos, lo mejor es disfrutar de lo que nos gusta hacer: leer y escribir. Beso enorme, milord!
EliminarY así, como si nada, puede cambiar toda una vida...
ResponderEliminarGusto saber de ti, el tiempo no existe. Besosmil
Es verdad, María! El gusto es mío por tenerte aquí! Besos porteños, amiga!
EliminarLo que sucede en un subte, aunque sea completamente real, tiene para mí también mucho de irreal, de mundo ficticio. Un relato también crea un mundo ficticio, y en el caso de tus relatos son mundos en los que siempre he disfrutado estar.
ResponderEliminarAbrazo y hasta cualquier instante, Bee.
Muchísimas gracias, Rob! Es muy alentador saber que disfrutás las historias. Abrazo fuerte, don Rob!
EliminarEs lo mismo que escribas en corto o en largo, siempre me transportas y vivo tus relatos como protagonista. Un placer como siempre.
ResponderEliminarBesos de gofio.
Eres muy amable, Gloria! Como comenté más arriba, es ilusionante saber que puedo robarles por un instante la atención y llevarlas a mis mundos. Besos desde el invierno porteño, guapa!
EliminarEl subterráneo contiene tantas posibilidades como la hoja de papel en blanco.
ResponderEliminarHay tanto que hemos escrito en el aire.
Evito narrar la realidad porque produce dudas debido a sus extraños devenires.
Ésto lo leo en el expediente de tu fantasía o en el mínimo tu por si acaso y está bien, aunque la realidad resultaría más complicada.
Que gane Argentina es lo que comparto en nuestras esperanzas.
Hola, amigo Carlitos! Siempre es una alegría leer tus reflexiones. Me dejas pensando y eso no tiene precio. Muchas gracias y que vamos con Argentina!
EliminarAbrazo fuerte!
Es un gusto leerte, Bee, el relato que publicas es rico en construcción y uno sale admirado, como tantas veces ocurre con tu blog y, como seguramente sucederá con tu nueva etapa de cuentista!!
ResponderEliminarUn gran abrazo, BEE!!
Muchas gracias, Maestro! En eso ando, trabajando en nuevas aventuras.Abrazo enorme!
EliminarEl mundo de los metros, esas tramas subterráneas de nudos, son un universo donde todo cabe. Cortázar nos enseñó la infinidad de posibilidades.
ResponderEliminarLeerte es un gustazo, tranquila. Te estaremos esperando, leyendo y acompañando. Deja que fluya, déjate llevar. Lo haces genial. No dudes.
Un abrazo
Hola, amiga Albada! Tú lo has dicho: Don Julio fue un hechicero que hizo magia en el universo subterráneo. Es un genio!
EliminarY muchas gracias por acompañarme en esta nueva etapa!
Abrazo fuerte!
Crucial decisión, leer mucho y bueno. Borges pedía ser juzgado por lo que leía y no por lo que escribía.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Me encanta esa frase que citas, Amando. En eso estoy: leyendo y leyendo. NO dejo de escribir, pero la lectura me está absorbiendo el tiempo y te confieso que me encanta.
EliminarAbrazos para tí, amigo!
Qué bonito, volver a sentir esas sensaciones que te transportan a otro mundo, al mundo de la ilusión, creo que para las emociones no hay limite de edad, puedes sentir maripositas en el estomago con 15 años o con 70, tu protagonista está viviendo algo precioso que le provoca el escritor, que sin darse cuenta estaba agitando algo más que el subterráneo. Me ha gustado mucho tu relato Bee, haces unas descripciones tan detalladas que es muy fácil sentirlas.
ResponderEliminarMe alegro mucho de volver a leerte, pero entiendo, que de vez en cuando te tomes unos descansitos. Siempre es de agradecer a las personas que como tú dejáis vuestras creaciones desinteresadamente para que lo disfrutemos los que andamos por la red.
Un abrazo muy fuerte guapa.
Qué bonitas palabras, María Rosa! Siempre leo con atención tus comentarios porque además de generosos son tan honestos que me conmueven! Es una felicidad saber que puede entretenerte aunque sea por un instante. MI agradecimiento eterno para tí y un abrazo con todo cariño!
EliminarLos subtes son así, con la ventaja que para los no tan tímidos, siempre hay un frenazo que permite hacer tambalear a esa escultural hembra con glúteos hechos de mármol, pechos turgentes, un pelo que parece invitar a la caricia y caer en los brazos de ese hijo de una gran puta que se me coló y se puso justo donde quería estar yo, y miralo al pelotudo, un flaco nerd, virgen a los 40 y encima estaba leyendo!! Beso y no se disculpe.
ResponderEliminarJajajaja!!!! Extrañaba esas reflexiones "atorrantas" Besos miles, Pepe querido!!!
EliminarY a Holanda la quiero igual y me hago cargo, caramba! ;-D
Bonito y cálido relato Bee, muy relfexivo y relajado. A todos -a mi me sucede a menudo- nos hace falta parar para respirar, para mirarnos, y para hacer otras cosas diferentes. celebro que estés escribiendo relatos largos, luego saltas ¿al libro? Depende. yo lo he hecho y hasta la fecha, todavía no sé escribir un buen libro. para mí es lo más difícil: todo lleva su tiempo. a unos más y a otros, como es mi caso, a veces años.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Y si te gusta el fútbol, mucha suerte mañana. Espero ver al Messi de las grandes ocasiones, porque si no, tal como rugen las fieras teutonas... difícil. Pero es solo un juego, no es más que eso, pese a que lo han industrializado y etc... y en un juego unas veces ganan unos y otras, les toca a otros...
De modo que las espadas en el aire.
Disfruta estos días.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias por tus palabras tan cálidas, Jose! Eres una inspiración. Te agradezco de corazón! Abrazo!
EliminarSiempre tan considerada... No te preocupes querida, tus silencios hablan de otros encuentros y otras vidas... Y eso, para los que te queremos, es aliento y espera de nuevos y fascinantes relatos... Yo también soy de los que quedan prendados ante miradas, gestos y actitudes en el metro... Una ensoñación siempre tan intensa esa de imaginar vínculos con desconocidos... Besotes, querida mía. Cuídate mucho.
ResponderEliminarEres un encanto, Mel querido! Siempre adivinando mis pasos. Y lo certero que eres. Muchos besos y te cuidas tú también!
EliminarEs muy bueno leerte de nuevo.
ResponderEliminarUn fuerte Abrazo
Carlos
Muchísimas gracias, Carlos! Otro abrazo para tí!
EliminarHola mi Bee!
ResponderEliminarSolidarízte con los amigos españoles. Ven y entérate, se necesitan firmas y mucha difusión.
Muchos besos y mi cariño de siempre...
Mi cariño para tí también, Sara! Espero que no sea tarde, ya voy para allí. Besos!
EliminarTenía pendiente esta lectura y me voy encantada. No hay cosa que más me guste leer que escenas cotidianas, pero formidablemente contadas, como es este caso. Trascender lo cotidiano con la escritura, qué milagro. Nunca defraudas,querida. Te esperamos. Te abrazo.
ResponderEliminarLinda Sete! Eres una amiga incondicional, generosa e inspiradora. Gracias por tu calidez y tu siempre estar. Abrazo enorme, guapa!
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