Estuve condenada desde el mismo día de mi nacimiento.
Mi hermano mayor murió a los 20 años y con su muerte se evaporó para siempre mi secreta esperanza de ser feliz. Nada de todo lo que intenté sirvió para torcer mi destino.
Lloré, supliqué y hasta me negué a comer por el lapso de una semana completa. Sólo las lágrimas de mi madre lograron doblegar mi fuerza de voluntad. Podía comprender su dolor perfectamente. Sabía que sufría por los dos. La ausencia de su hijo la destrozaba día a día y mi futuro deber le abría un espectro de innumerables incógnitas.
El consejo real estaba conformado por ancianos codiciosos y con ansias de poder. Ninguno de ellos me garantizaba nada.
Desde el principio me trataron como a una marioneta con la cual iban a tener que lidiar de ahora en adelante. Tiempos inciertos acechaban.
Lloré por última vez, el día que me despedí de él. No voy a develar
su nombre. Ese dato podría costarle la cabeza. Ni siquiera mi condición
de Reina alcanzaría para salvarlo de la horca.
Aquella noche lo miré hasta que me sangraron los ojos. No quería que
el tiempo y la distancia borraran de mi mente sus maravillosos rasgos.
Si cierro los párpados, aún puedo sentir el roce de sus dedos sobre mi piel.
A partir de ese momento decidí blindar mi corazón. Fui enterrando mis
deseos uno a uno.
A pesar de todo, el pueblo me fue apoyando lentamente.
Desconfiaban de mis dotes para gobernar. Pero sin duda el tema que más
los contrariaba era mi condición de MUJER.
Las féminas cumplen un papel muy específico y más que banal en la corte.
Belleza, diversión, sexo y progenie.
Las guerras fueron el comienzo de mi tan temida transformación.
Escudándome en la responsabilidad con respecto a la defensa del reino,
no dudé en embarcarme en luchas tan costosas como sangrientas.
Para bien o para mal, mis ejércitos triunfaron sobre los enemigos.
Mi fama de mujer cruel y sin corazón se fue extendiendo más allá de
las fronteras. A medida que se me teñían las manos de sangre,
mi personalidad se volvió fría y oscura
Además la férrea negativa a un posible casamiento con algún candidato
apropiado, desencadenó una oleada de malsanas habladurías con respecto
a mi agitada vida sexual. Ya había sepultado mi corazón
¿Acaso debía entregarles también el efímero goce de mi carne?
De todas formas la sucesión estaba garantizada. Mi hermano menor, desde
las sombras, esperaba agazapado que algún enemigo del reino le hiciera
el favor de acabar con mi vida de un momento a otro.
Los traidores fueron decapitados y los aduladores expulsados de la corte.
La muerte de mi madre se convirtió en el último peldaño que me arrojó en
las profundidades de la soledad.
Este año cumplí 25 años de reinado. La gente me aclama, pero yo no
puedo escucharlos. Ya es demasiado tarde. Las pociones que traen
desde países lejanos no ejercen ningún efecto en mi maltrecho cuerpo.
Estoy tan cansada…
Escucho el sollozo de las damas de compañía y comprendo que falta poco
para que todo termine de una buena vez. Me aferro al antiguo crucifijo de
mi padre. Comienzo a rezar casi en un susurro.
De pronto percibo que no estoy sola. A través de las pupilas dilatadas
por el láudano, veo su rostro surcado por el paso de los años. Mi mente no lo
alcanza a comprender, pero mi corazón comienza a latir nuevamente después
de permanecer anestesiado durante años. Apenas alcanzo a sonreír.
Sus manos se aferran a las mías y la tibieza de sus dedos me roban el último aliento.
Dedicado a Musaraña, que con su sensibilidad me anima a disfrutar de la maravillosa
aventura de intentar escribir nuevas historias.
oooooooooooohhhhhhhhhhhhhh
ResponderEliminarque hermosoooooooooooooo!!!!!!!!!!
que dulce texto... casi me haces llorar GRRRR
y yo no soy una sentimental grrrrrrrrr
no puedo creer todos los sentimientos que despiertas con tus letras.
un honor tremendo leerte niña
saludos
Gracias Di!!! Este es el resultado de conocer personas tan sensibles y talentosas como ustedes. El honor es mío!!! Les agradezco el alentarme e inspirarme para descubrir nuevas historias. Un abrazo enorme!!!
ResponderEliminarGuauuuuuu...........
ResponderEliminarLo primero de todo: Gracias Escarcha por avisarme del post! Estos dias estoy resfriada y me he llevado una gran sorpresa esta mañana.
La historia me ha gustado mucho, sobretodo porque veo que dentro de lo que escribes hay diferentes tonos, igual que sucede con Escarcha, Lo que es toda una sorpresa para el lector. Vamos nunca se sabe que podeis escribir.
Muchas, muchisimas gracias por la dedicatoria, no me la esperaba para nada y me ha hecho mucha ilusión. De verdad que no me tienes que agradecer nada, si te comento, si te sigo, es porque escribes muy bien y da gusto leerte. De verdad que no lo hago a cambio de que visites mi blog, ni nada parecido como suele pasar en este mundo bloggero.
La mejor forma de dar gracias a los que te siguen es seguir escribiendo así, sigue adelante superándote y dejando tan buenos escritos. Sigue siempre, no lo dejes por favor, aunque no te sientas inspirada, aunque tengas un mal dia, aunque nadie te comente, o tengas pereza, porque aunque no lo creas siempre habrá alguien que te lea y a quien hacerlo le suponga una alegria.
Uf......perdoname el rollo. Un beso, y ya estás escribiendo algo para Escarcha que siempre me avisa sobre ti! (o sois amigas o te tiene un gran cariño).
Un beso, y muchas gracias por animarme el dia. :)
Querida Mus: Me alegra que te haya gustado la historia. Te cuento, como bien afirma la diosa de Escarcha, a mi lo sentimental no me fluye fácilmente, x eso me pone muy contenta conocer personas que lo llevan de manera muy natural (Como es tu caso) y se expresan con el corazón en la mano. Aprendí con los años a disfrutar de las sorpresas de la vida, y hacer este pequeño blog me vincula con gente que quizás nunca hubiese tenido la fortuna de conocer. Para mí esto no tiene precio, es sencillamente grandioso. Y descuida, voy a seguir escribiendo siempre. Es un placer para mí. Cuidate del resfrío y buen fin de semana! P/D: Con respecto a Escarcha... Creo que es una Reina! Lo siento así y lo digo! Amèn!
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