enero 31, 2011

La boda de Carlitos y mis medias can can

La boda de Carlitos, el sobrino mayor de mi papá, se había convertido en un verdadero acontecimiento familiar. Por esa razón, mi madre contrató los servicios de una modista profesional que nos había confeccionado la ropa para el esperado evento.
A mí me había tocado en suerte una falda que hacía juego con un chaleco de terciopelo azul marino. El conjunto remataba con una blusa blanca muy primorosa que tenía en la pechera una hilera de botoncitos de perlas. El detalle que me hacía sufrir de antemano eran las temidas medias can can. Esas malditas pantaletas eran un simulacro de lo que hoy en día serían las medias de seda. Yo sufría como una posesa cada vez que tenía la obligación de usarlas.
Daban calor, picaban y me provocaban un malestar insoportable.
La noche de la boda había llegado.
Después de participar de la ceremonia religiosa, toda la familia junto
con un número importante de amistades, partió rauda hasta el monumental
salón de fiestas. El lugar era imponente y estaba fantásticamente decorado.
Mientras nos íbamos ubicando en las mesas correspondientes, un comentario
de mi papá desató el primer enojo de la jornada.
-No puedo creer que Carlitos haya invitado a “La Abejita Pechugona.”
Mi madre con mirada reprobadora, murmuró entre dientes:
-¡No seas mal pensando! Carlitos nunca tuvo que ver con esa chica.
Ante el intercambio de furibundas palabras por parte de mis padres, no me
quedó otro remedio que investigar de quien diablos estaban hablando.
La sorpresa me dejó con la boca abierta. En la mesa que estaba frente a la nuestra,
un grupo de muchachos se arremolinaba alrededor de una mujer monumental.
Era altísima y llevaba un vestido que le marcaba cada una de las curvas de su bien
torneado cuerpo. Pero sin duda lo que llamaba poderosamente la atención era
el temerario escote que portaba. La dama en cuestión lucía un par de pechos
enormes y voluptuosos que parecían querer escapar del estrecho vestido.
De casualidad me enteré que la señorita se llamaba Carmela y que el apodo con
el que la identificaban, lo habían elegido los chicos del club en donde Carlitos jugaba
a la pelota. Al parecer, la susodicha, practicaba patín artístico y allí hacía las delicias
de los admiradores que la observaban embelesados desde las minúsculas gradas del gimnasio.
El caso es que hubo un rumor muy insistente que afirmaba que Carlitos, el verano
pasado, le había puesto los cuernos a su flamante esposa con la escultural patinadora.
De pronto se apagaron todas las luces y los novios fueron recibidos con la música
de Fiebre de Sábado por la Noche de los Bee Gees. Todos aplaudieron con algarabía
y saludaron alegremente a la feliz pareja de tortolitos.
El segundo comentario de mi padre no se hizo esperar.
-Es buena chica Sandrita ¡Pero que fiera es la petisa!
A mi madre casi le da un soponcio. ¿Cómo se atrevía el cretino de mi padre a hablar
así de la adorable novia? Otra mirada fulminante de mi indignada progenitora hizo que
mi papá mantuviera la boca cerrada un rato largo.
La fiesta se fue desarrollando a la perfección. La comida era suculenta y la variedad
de bebidas iban despertando el humor de la concurrencia. Después del cumplir con
el ritual del vals, todos los invitados se arrojaron a la pista de baile para disfrutar de los
sones de la música disco.
Para ese momento, mis medias can can ya estaban tan arrugadas en mi entrepierna,
que mi madre resignada me autorizó a liberarme de semejante tortura.
Crucé el salón como un rayo y entré rauda al baño de damas. Mientras tironeaba de
las odiosas medias, un ruido extraño llamó mi atención.
En realidad era una mezcla de sonidos. Suspiros, jadeos y golpes provenían misteriosos
del sanitario que estaba junto al mío. Subí subrepticiamente al borde del inodoro y miré
curiosa al otro lado. La sorpresa me dejó estupefacta.
Ante mis ojos asombrados, Carlitos y la Abejita Pechugona se mataban a besos y
a manotazos como si fuera la última vez.
Y fue la última vez nomás.
De pronto la puerta del reservado se abrió y la novia con la cara desfigurada aulló:
-¡Los voy a matar!
Fue una trifulca sublime. Las dos mujeres agarradas de los pelos, se revolcaban como
dos fieras enardecidas. La gente se arremolinaba en la puerta del baño y fue necesaria
la intervención de varios hombres para separar a las aguerridas combatientes.
En menos de un abrir y cerrar de ojos, se desató una batalla campal. Las copas
volaban como verdaderos meteoritos. La familia de la petisa Sandra atrincherada detrás
de la mesa principal, descargaba su indignación sobre los parientes del novio, lanzándoles
todo lo que encontraban a mano. Los mozos corrían de un lado para el otro, tratando de
esquivar la artillería pesada que ambos bandos se arrojaban.
El escándalo fue total. A la novia la sacaron con el vestido todo desarmado.
Sin embargo la peor parte la llevó la Abejita Pechugona. A pesar de la diferencia de
estatura, la flamante esposa de Carlitos le había puesto un terrible cross en el ojo derecho,
que empezó a hincharse rápidamente.
Como se imaginarán la fiesta terminó de manera abrupta. La novia se retiró con un ataque
de nervios, mientras Carlitos avergonzado la seguía cual alma en pena tratando de
disculparse por semejante dislate.
Nunca regresamos tan temprano de una boda. Mis abuelos volvían en el coche
con nosotros. Dentro del auto de mi papá no volaba ni una mosca.
Nadie se atrevía a hablar.
Fue entonces que mi abuelo Esteban, con voz pretendidamente seria, comentó:
-Y bueno, el chico quería despedirse…
Ahí nomás nos largamos a reír a carcajadas.

17 comentarios:

  1. Pobre Carlitos pero si lo único que quería era su última vez con la pechugona jaja.


    Besos.

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  2. Pobre, ja,ja,ja,ja.
    Eres muy graciosa relatando situaciones Bee
    Bee;)sos!

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  3. Ja,ja,ja,ja,ja me imagino la escena del baño y me parto de la risa.Tu abuelo terminó de rematar la faena.
    Besazos.

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  4. ¿Despedirseeee?... dónde están las tijeras que se las pasa a la novia para que corte una cosita jajaja. Buena historia.

    Un abrazo Bee.

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  5. ¿Qué tendria el infiel marido para despertar semejante batalla?¿Y cómo una Abejita pechugona pudiendo gozar de innumerables pretendientes va detrás de un casado? El disparate de la vida! y tu que bien lo has plasmado!!

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  6. Muy divertido Bee....!!!!, me gustó. Alguna vez escuché un relato similar (supuestamente real) de una situación pero a la inversa, es decir, donde la novia se despedía de un ex el día de su casamiento...

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  7. Hola amigos!!! Muchísimas gracias por los comments! Entre nosotros (jeje) yo era muy chica, pero me acuerdo de todo... Escándalo de proporciones! Pasa en las mejores familias, no? Un beso enormísimo para todos!

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  8. me he reido hasta que me dolieron las tripas.
    yo siendo la novia le parto la cara al novio y no a la otra jajajajaja

    MUY BIEN NARRADO BEE!!!
    GENIA TOTAL

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  9. acabo de leer que dice que es el último texto con tono humorístico!!!!
    :-(
    Bee, no los abandones por completo que tienes talento para toda clase de textos y con estos sos una genia mujer!

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  10. Hola Reina Escarcha! Gracias por la visita. Ya sabès que esta es tu casa. Tranquila mujer, con todos los halagos que ustedes me han regalado, decidí incorporar el humor a la paleta de colores. JAJAJA! De modo, que el blog en el 2011. va a ser bien ciclotímico. Aparecerán historias crueles, otras terroríficas y unas cuantas de humor.
    Abrazo de corazón bella Diana!

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  11. jejej divertido texto. No veas cómo terminó la cosa. Yo soy muy frío para esas cosas...o templado, más o menos como el abuelo. La reacción de la novia, lanzándose a la cabellera de la abeja, es bastante común y nunca la entendí. ¿Qué culpa tiene la abeja? Si no fuera esa abeja sería otra.
    Uy, ahora acabo de leer en tu comentario que fue verídico! wow, qué numero me perdí!
    un besazo, gracias por el ratito agradable :)

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  12. Hola Romek! Què placer que te hayas divertido! Es verdad, ni te imaginas el escándalo que te perdiste! JAJAJA! Abrazo enormísimo!

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  13. Me ha encantado, y el final...que no por menos esperado, no me ha dejado de resultar sorprendente. Tu abuelo..¡me lo quedo! Con alguien así no puede haber pesimismo a su alrededor, ni gestos que no sean conciliadores.

    Estupendo querida.

    Un besazo

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  14. jajaja a eso lo llamo yo una boda inolvidable, no como esas en las que se casan y chim-pun.

    Un placer conocerte Bee!!

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  15. Gracias chicas!
    ANA:
    No te imaginas lo que era mi abuelo Esteban. Decía las cosas más terribles con una "clase" envidiable. Te dejo un beso enorme Ana!
    ROSA:
    El placer es mío mujer! Un gusto leer tu blog! Y realamente esa boda fue inolvidable! Sièntete como en tu casa mujer! Besos desde Buenos Aires!

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  16. Pero cuántas cosas sucedieron en esa boda, mi querida Bee, y qué bien las transmites. Muy divertido tu texto, leí en los comentarios que este año vas a subir diferentes temáticas, pues bien, aquí estaré para disfrutar de ellas, pues tengo absoluta convicción de que te la apañaras muy bien con cualquier estilo.
    Un beso enorme.
    Humberto.

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  17. Hola Humberto! Recièn vengo de tu blog. Me encantó el micro del bar de Praga! Gracias por pasar por aquí y por tu comentario. Abrazo grande amigo!

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