julio 05, 2011
EL UMBRAL DE LA MENTIRA
Nadie sabe como empezó.
De pronto, la vieja casilla que apenas se sostenía junto al río,
se había convertido en un templo de peregrinaje.
“Cura con las manos” comentaban decenas de enfermos que se acercaban
en busca de un milagro.
Nunca se pudo comprobar si efectivamente esta mujer tenía algún don.
Dicen que la esperanza es como un virus que se contagia de boca en boca.
Lo cierto es que la cantidad de personas provenientes de cada rincón del país,
era cada vez más numerosa.
En principio no aceptaba ningún pago. Con el tiempo, sus hijos se encargaron
de organizar los horarios de atención y las tarifas correspondientes.
Los muchachos clavaban sus oscuras pupilas en el rostro del visitante
intentando adivinar cuan dispuesto estaba a pagar.
La desesperación jugaba un papel fundamental en el trato.
Una mañana despertó con fuertes dolores abdominales. No quiso que nadie
se le acercara. Ni siquiera escuchó las súplicas de la familia, que le rogaba
que se dejara ver por un doctor.
Se frotó las palmas de las manos con fruición y las apoyó sobre el vientre dolorido.
Dejó de atender a los extraños y se dedicó exclusivamente a sanar su agonía.
Estaba segura de lograrlo.
Al fin de cuentas, ella se había convertido en un instrumento de Dios.
La charada terminó el día en que su propia vida se le escurrió entre las manos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
su propia vida se le escurrió en el umbral de sus manos, es curioso a sabiendas de que en un tiempo fue esperanza a la que ansiaban asirse las gentes. A veces no hay experiencia más sanadora que la del propio convencimiento, ni más demoledora si equivocamos el camino.
ResponderEliminaruf! (nudo en la garganta)
ResponderEliminares que tal vez sus hijos lucraban con aquello, pero ella se tenía fe!!!! tal vez ella realmente creía que podía hacerlo... y la fe mueve montañas suelen decir.
una especie de placebo viviente.
Un tema tremendamente actual, dolorosamente cierto.
Me gusta como abordas la temática, como esos hijos que se ganaban la vida con eso, en realidad eran unos incrédulos, porque le suplicaban ir a un médico.
Un texto tremendo con una foto que te llena el alma de angustia.
MUY BUENO BEE!!!
UN ABRAZO GRANDE GENIA!
Me encantó lo de "peregrinaje", bue, bromas aparte; me gustó porqué no sólo describís una realidad cotidiana, sino; además porque le das el toque de los conflictos personales y otras miserias humanas. Un abrazo y ¡a seguir produciendo para deleite de tus seguidores...!!!!!!!
ResponderEliminarJOSè ANGEL:
ResponderEliminarCada día siento más, que vivimos rodeados de paradojas... El desafío de elecciones constantes, que pueden cambiar nuestra historia para siempre. Y es cierto tu comment, tanto para bien como para mal...
Abrazo, estimado amigo!
ESCARCHA:
Hola mi reina!
Sabès? Escribí este texto sin intenciones de prejuzgar. Tengo la convicción de que cada cual deposita su fe en lo que le plazca, en lo que le palíe el dolor.
Lo que sí no soporto es el "lucro" salvaje. Y esto no vale sólo para los aficionados, muchos galenos "oficiales" actúan con tanto o más descaro que cualquiera.
Miles de besos, morocha linda!
PEREGRINO:
Jajaja! (lo del peregrinaje fue una dedicatoria "encriptada") :D
Gracias por tus elogiosas palabras, Osvaldo!
Un saludo enorme!
Hay curas que no tienen ciencia y enfermedades que no tienen fe. Uhh me puse filosófico,jajaj. Te mando un beso!
ResponderEliminarDANY:
ResponderEliminarA la pipetuá,Dany!
Daniel (alias) Sócrates!!!
Besos fortineros, cuervo querido!
Toda mentira cae por su propio peso porque se podrà engañar a todos menos a uno mismo.
ResponderEliminarBesos querida Bee.
LA MALQUERIDA:
ResponderEliminarCuanta razón tienes Flor!
No podemos escapar de nosotros mismos...
Un abrazo grandísimo, mujer!
Y a través de unas simples letras, se llega al pensamiento, eso es lo bueno que tiene cuando tú las juntas,......la vida Bee, la vida. ¿Habrá mayor falacia que la vida misma, si no somos capaces de llamar a cada cosa por su nombre, de mirar y colocar en una balanza la medida exacta que nos hace hombres?
ResponderEliminarCada uno de nosotros posee su propia llave, la cerradura perfecta, sólo es cuestión de saber encajar las piezas para hallar la respuesta.
Besos grandes y chicos, pero sobre todo calentitos que te ayuden a pasar el frío!!!!
MIMOSA:
ResponderEliminarHola MIMI!!!
Me permito citarte:
"Cada uno de nosotros posee su propia llave, la cerradura perfecta, sólo es cuestión de saber encajar las piezas para hallar la respuesta"
Sencillamente fantástico!
Gracias por los besos calentitos, Buenos Aires está fatal!
Abrazo asiiii de grande, amiga!
Muy bien, My Dearest, no es común leer textos de curadores, me gustó el tema y la forma en que lo llevaste.
ResponderEliminarEso sí... el negocio familiar se les vino abajo a los hijos, ¿les habrá importado?
A big kiss, Hum...
Hello H!!!
ResponderEliminarGracias por tus palabras! Es un placer recibir tu elogioso comment.
Creo que a los hijos perdieron a la gallina de los huevos de oro... No quiero imaginar a què cosa se habrán dedicado despuès...
See you soon, my dear! xxx
Creía que curaba... o quizá su vida fue absorbida por los demás? Muy bueno bee, un beso!
ResponderEliminarMISS BITTERSWEET:
ResponderEliminarHola amiga!!! Quièn sabe, no? La vida es tan misteriosa...
Un beso enorme y gracias por la visita! :D
¡Qué paradoja que no se haya podido salvar a sí misma! Muy bueno el relato Bee!!Besitos
ResponderEliminarHola RENATE!
ResponderEliminarTenès razón... Así son las cosas...
Gracias por pasar, amiga!
Un abrazo enorme, R!
Glups...me dejaste impactada con esta entrada tan buena Bee.
ResponderEliminarMillones de besos por telepatía.
PODEROSA MORGANA:
ResponderEliminarGracias por pasar, amiga!
Miles de besos para vos también!!!