octubre 05, 2013

EL BÁRBARO


A medida que la formación se acercaba a la plataforma, Eliseo padecía el sufrimiento de antemano. 
Sardinas. Primero vislumbraba la imagen, luego calaba el olor y al final lo abordaba el impúdico contacto. Una vez abiertas las puertas del vagón, los sucesos cotidianos: el atropello de zapatos, la disputa de la gente, algún que otro insulto lanzado al aire y la certeza de saber que aquella travesía era inevitable. 
La lata de sardinas empezaba a danzar al ritmo de su propio bamboleo. Alguien comenzó a presionarle la cabeza y lo obligó a torcer el cuello. Luego el resoplido constante de un viejo que no dejaba de bufar, y a su espalda, una de esas conversaciones de ocasión que no hacía más que inflamar su rabia. Como una serpiente que se desliza y se adapta al espacio, el gentío lo arrastró hasta un asiento que se desocupó de manera inesperada. Recorrió con la vista y verificó a los pasajeros que había a su alrededor. La mujer embarazada se hallaba demasiado lejos como para cederle el lugar. No vaciló y se sentó. De pronto escuchó una ola de murmullos malintencionados y algunas miradas francamente amenazadoras. 
 “Que se vayan a la mierda”, gruñó con los dientes apretados. 
Debido a su disnea crónica, abrió la ventanilla y decidió que era un buen momento para cerrar los ojos e intentar una suerte de reparadora siesta. Sin embargo y antes que pudiera acomodarse, un súbito manotazo le aprisionó la manga del abrigo. Entonces vio a la chica que estaba ubicada a su lado y que lo observaba suplicante. En tanto un color violáceo le iba manchando la cara, hilos de baba se escurrían por la boca y el ensayo de un pedido de auxilio que se le quedó atascado en los labios. 
Eliseo nunca se había destacado por sus gentilezas, además -y fundamentalmente- él no era un hombre compasivo. Se deshizo de los dedos agobiados, que aún le sujetaban el brazo, y haciendo palanca con el codo, empujó a la muchedumbre. Antes de abandonar del tren, escuchó los primeros gritos que reclamaban ayuda. 
Solitario y parado en medio del despoblado andén miró el cartel que indicaba el nombre de la estación. Maldijo en voz alta. Se había bajado cuatro paradas antes de la suya.

56 comentarios:

  1. Sonrio porque spy la primera y las sardinas me gustan picantes y sin espinas
    Mi mente te lee y mi paladar las disfruta mientras el duerme y yo escribo en uno de esos tantos sabados cama afuera y sin colchon.
    mil besos mujer guapa!

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    1. Me gustan los enlaces que se tejen entre los textos... Vamos por más, Mireya!!! Besos porteños para vos!

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  2. Que agobio...
    Cuesta respirar al leerlo.
    Donde hay mucha gente seguro que no estoy yo.

    Besos locos.

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    1. Somo dos, Xavi querido! Recuerdo mis días de universitaria y esos viajes horrendos aplastada de ida y de vuelta. No más!
      Besazo savaje, guapo!

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  3. ¡Qué claustrofobia! hasta para el Bárbaro es duro viajar como en una lata de sardinas. Es difícil encontrar un tren en el que no haya una verdadera disputa por un poco de espacio. Pobre chica, ¡qué tortura! Los fuertes y los indeseables se aprovechan y abusan de los débiles en esas situaciones, incluso disfrutan del trayecto y de la situación cuando es una mujer. El Bárbaro, que se joda, por insolidario.
    Me has hecho viajar en ese tren, apretujado, hasta he oído el grito y he querido ayudar. Después he sentido un codazo y hasta pude ver al tipo en el anden dando voces y haciéndose pequeño a medida que avanzaba el convoy.

    ¡Abrazos Bee!

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    1. Gracias por tu comment, Antonio! Esa era la idea: utilizar ese agobio y de ahí bucear por las distintas historias. El resto se lo dejo a ustedes... ;-) Es fascinante ser testigo de las distintas formas en que se desarrolla la historia según la mirada del lector. Abrazos para tí!

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  4. ¡Que horror! Has descrito el transporte dd mi ciudad muy bien, ¡Horror!


    Besos Bee

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    1. Hola, linda Flor!!! Me temo que esto sucede en la mayoría de los transportes públicos de toda Latinoamérica. Otro horror por solucionar. Cuántas deudas tienen los gobernantes con los ciudadanos!
      Besos miles, amiga!
      P/D: Estoy teniendo problemas para comentarte. Blogger me rechaza el comentario :( Tienes cerrado el FB?

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  5. y lo peor es que las sardinas paren mas sardinas. Culpa de los tiburones, que gobiernan el mundo

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    1. Me sacaste las palabras de la boca, Garriga. Eso mismo le decía a mi amiga Flor (en el comentario anterior al tuyo)
      Insisto: Cuántas deudas más van a acumular los gobernantes para con la ciudadanía?
      Un abrazo para vos y Garriguita!

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  6. Cuántas veces nos hemos sentido sardinas en el transporte público... La pena es que cada vez hay menos solidaridad. Me he enterado de cosas que ponen los pelos de punta y que no publicaré aquí por no herir sensibilidades. Besotes!!!

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    1. Así es, amiga. La ciudad es una selva. Y cada día más feroz.
      Besos para tí también!!!

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  7. Tratándose de ese tipo de transportes tuvo mucha suerte en poder bajar... Otra triste realidad que supera a la ficción ¿no...? Muy bueno Bee. Abrazo

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    1. Lo que hablábamos el otro día en la radio. Te acordás? La realidad supera a la ficción por goleada! Abrazo, amigo!!!

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  8. Siempre hay una mujer embarazada, jaja. Creo que era en China donde vendían unas prótesis para simular ese estado y poder hacer esos trayectos tan desagradables sentadas y de paso asegurar un espacio para ahorrarse roces y manoseos. Damos asco en general. Un beso Bee!!

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    1. Viste, Zavala? Es verdad!!! No sabía lo de la prótesis... Tienes razón: damos ASCO. Besos para tí, mi amigo!

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  9. Un relato que, con unos pequeños retoques, podría transformarse en guión de un cortometraje, pues usas elementos muy visuales, cinematográficos.
    Sentí una profunda identificación con el personaje principal, creo que en algunos años más voy a ser muy parecido a él, si es que todavía me animo a subir a una lata de sardinas. Seré otro bárbaro, palabra que, por cierto, encierra dos connotaciones de diferente signo.
    Seré otro bárbaro, pero ¿sabes qué? Que se vayan a la mierda.

    Great work, BeeBee, my favourite she-storyteller.
    Cheers!

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    1. Jajaja!!! Sabés, Negro? Te imagino con cara de truco y haciendo un "fucking them all". Sabía que ibas a advertir el tema del "bárbaro" ;-)
      Thanks a lot, milord!!
      Big hug for you!!!

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  10. tuvo que caminar por no ayudarla!
    que gran texto mi querida Bee

    ABRAZOS

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    1. Muchas gracias, Diana!!! Y sí, intentó zafar de algo y se topó con otra cosa... Abrazo embrujado, morocha linda!!!

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  11. Qué bueno, el relato me ha recordado vista la exclamación del atribulado Eliseo aquel desafortunado percance del gran Fernando Fernán Gómez que supongo conoces:
    http://www.youtube.com/watch?v=TCql_AXSpzg

    :)))

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    1. Excelente!!! Se ha cabreado mal, don Fernando!!! ;-) Abrazo enorme, bro!

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  12. Ay gordi, vos pq no viajás en el Tren de Costa! Pensar que prefiero arriesgar mi vida yendo en moto a Capital que mi dignidad. Ojo, ahora ni siquiera es una vez por mes. Hay días que de repente siento un impulso social, gregario, cuasi masoquista y me resigno pensando mansamente que nada es peor a la escena del desembarco en Omaha Beach de Saving Private Ryan. Beso y saludos al cadete vividor!!

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    1. Jajaja!!! Pepe, esa escena es tremenda! Y ahora que lo mencionás, es verdad, ir en moto -en estos tiempos virulentos- es toda una osadía...
      Besazo salvaje y mañana le paso el saludo a Juanjo. Jejeeje!!!

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  13. Pintaste con todas las letras una escena cotidiana, repetida hasta el infinito y que nos deja el sabor amargo (o a sardina) de saber la poca solidaridad que nos queda y que vamos perdiendo cada vez más.
    ¡Muy bueno,Bee!
    Un abrazote

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    1. Muchas gracias, Mirella! Es increíble la forma en que vamos mutando y las situaciones cotidianas terminan convirtiéndonos en monstruos. Otro abrazo para vos!

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  14. ¡Qué buen trabajo, Bee!

    Destaco, sobre su alta calidad global, tu talento para hacer sentir al lector el agobio que sufre el protagonista, al punto de llegar a identificarse con él.

    ¡Brillante!

    Un abrazo,

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    1. Qué alegría tenerte por acá, Pedro! Muchas gracias por tus generosas palabras y me ilusiona saber que la historia puede atrapar al lector. Abrazo fuerte, mi amigo!

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  15. Desde luego hasta entre las sardinas hay clases. Aquí en España tenemos las sardina del Cantábrico. Es muy rica pero su olor puede llegar a ser insoportable. Luego está la sardina del Mediterráneo, pequeña y deliciosa, casi sin olor. claro que todo eso metido en un transporte hasta los topes resulta agobiante e insoportable!
    Excelente relato Bee!
    Un abrazo.

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    1. Jajaja!!! Es que una cosa es comerlas y otra cosa muy distinta es soportar el olor, verdad? Muchas gracias, amigo! Abrazo para tí!
      P/D: Tengo problemas para publicar los comments en tu blog. Blogger me está dando varios dolores de cabeza con unos cuantos blogs amigos. Lo intentaré nuevamente.

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  16. Un buen texto Bee, como de costumbre. Me encantan las sardinas asadas, pero sin olor... Si puede ser que las asen lejos de mi. Y si, he vivido la gran ciudad, el tren del
    metro a empujones, la lata de sardinas y su caótica mezcla de apretados cuerpos a la sazón de las pasadas de estación o salida dos o tres estaciones más adelante... Y todo respirando ese olor apestoso que produce la náusea... Lo has plasmado magníficamente! Te felicito.

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    1. Muchas gracias, Julie! Cada día me alejo más de la gran ciudad. No solamente por sus incomodidades, si no porque se te van contagiando las malas costumbres y no quiero caer presa de la ausencia de misericordia.
      Mi cariño eterno, amiga linda!

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  17. No sé si elogiarte la maestría del relato o reprocharte por hacernos padecer, como si estuviéramos allí, el infierno de esos viajes en tren.

    Salut, Borjas Bee.

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    1. Me hiciste reír, Rob! Dejame ver... acepto contenta el elogio y el reproche me lo merezco. La próxima vez, la historia no será tan infernal.
      Salud, mi estimado Rob!

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  18. Maestra del relato, viví, leyendo, ese 'sardinamiento' sofocante, experiencia para embrutecer a cualquier espíritu por más refinado que sea. El bárbaro se está multiplicando en este país facho como los rinocerontes de Ionesco.
    Alguna vez retornará la civilización, mientras tanto la esperanza lee escritos como el tuyo, en la larga espera!!
    Abrazo, BEE!!

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    1. Oh, maestro!!! Tus palabras son siempre tan generosas! Muchísimas gracias y sigamos andando. La esperanza es lo último que se pierde, no? ;-)
      Abrazo enorme, Eduardo!

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  19. es que los espacios reducidos no dejan respirar al alma, que se escapa por los andenes
    y se esconde de los fantasmas.

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    1. Así es, Jose. Las almas intentan escapar de tanta sofoco.Y respirar...
      Beso porteño, guapo!

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  20. jaja, qué angustia, no me extraña que se bajara enviándolos a ...aunque nuestro protagonista tenga que caminar bastante, mil veces mejor solo, que muy mal acompañado.

    Expresas mucho, gracias.
    Un beso
    Sete

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    1. Jajaja!!! Es verdad, Sete! Ya estaba harto! Muchas gracias por leer y oor dejar tu opinión tan amable. Besos para tí!

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  21. Me agobian las multitudes ,pero más, los bárbaros que habitan en ella porque hacen que todo sea más espeso e insoportable.
    También se me ha quedado atascado un" ensayo de pedida de auxilio".
    Siempre un placer, maestra.

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    1. Muchas gracias, Gloria!!! El placer de tenerte por aquí es mío. Y estoy de acuerdo con tu reflexión: Sardinas y bárbaros. Así andamos. Un beso!

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  22. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  23. Las sardinas, cortas, petisas, pequeñas o como sea, además, no podemos respirar y terminamos con problemas en las cervicales en el afàn de estirar el pescuezo, para robar de las alturas un poco del aire que otros nos dejan.
    Muy bueno Bee!!

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    1. Hola, Gaby!!! Así es, amiga. Toda una odisea. Y encima empiezan a asomar las peores miserias personales. Besazo, linda Magah!

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  24. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. No solo te leí, ademas me hiciste viajar en ese tren. Sin dudas has descrito todo tan perfecto que las imagenes corrian ante mis ojos. sabes? adoro las sardinas en aceite... y adoro leerte Bee.
      excelente relato para quien por n ayudar tuvo que caminar más...qué bárbaro
      Carlos (el que ya escribe menos)

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    2. Jajaja!!! Gracias por el cumplido, Carlitos! Y sí, escribís menos. Pero creo que estás creciendo de un modo notable. Y en definitiva -en mi modesta opinión- eso vale muchísimo. Abrazo!!!

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  25. Pues le está bien empleado por desconsiderado y bárbaro!!! Que camine...a ver si se le bajan los humos!!!
    Me ha gustado mucho el texto, has escenificado muy bien la lata de sardinas...donde por hache o por b nos tenemos que subir más de una vez....¡¡¡y es apabullante!!!

    Besos!!!

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    1. Hola, Mimicha!!! Es horrible comprobar que todos nos vimos atrapados en esa lata espantosa. Pero lo realmente penoso, es convertirnos en criaturas desconsideradas. Besos miles, preciosa!

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  26. ¿La chica tenia epilepsia quizás?
    A tus escritos les falta un final que nunca le das.
    Demasiado complejo
    Una forma de escribir que no todos entienden
    Para llegar dale mas claro a las letras

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    1. Hola, Ignacio. Gracias por leer. Quizás estés en lo cierto. Pero personalmente me gusta escribir proponiendo una historia y que los que la leen -si les agrada- la completen. Ya sabés, sobre gustos no hay nada escrito. Saludos cordiales.

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    2. ese es tu arte, diciendo menos dices mucho.
      besos
      carlos

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  27. Ensardinados, olvidando la individualidad para centrarse en la masa... Las masas, esa mole engullidora y amorfa que nos seduce para diluirnos, para adoctrinarnos... Y luego están los individuos que, como este tipo, ven en los colectivos una justificación de desprecio y de superioridad.... Cuántas cosas en un texto, cuyo final resulta tan rico, abierto e incitante como la trama y el trazo de la autora... Besos mil, amiga...

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    1. Muchas gracias, Mel! Y en verdad, así de maleables somos los humanos: o caemos en las garras de la masa o nos tornamos individuos soberbios. Resultado: Patéticos bocetos de personas.
      Un abrazo enorme y gracias por estar siempre! :-)

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