La tía Juana era una mujer muy curiosa. Una vez que la intriga se disparaba dentro de su mente no había modo de detener el curso de los acontecimientos. El domingo durante el cual descubrió que algo no andaba bien en su historia familiar, supo que la única forma de aliviar aquella zozobra consistía en dedicarse a investigar, y en la casona de Palermo donde moraba, existía un templo que podía proporcionarle las respuestas que andaba buscando. La biblioteca de los Azcuénaga presumía de ser uno de los archivos más importantes de la ciudad. Hasta los vecinos distinguidos de la zona habían recurrido a ella con el fin de saciar sus apetencias culturales.
Todos los días a la hora de la siesta, la tía Juana se encerraba en aquel augusto recinto, entregándose con afán a la inquietante tarea. Luego de quitarse los zapatos -un ritual que practicaba desde pequeña- se precipitaba apasionada tras la aventura. Juana instalada en medio de los antiguos estantes, revisó los ficheros, cotejó información, incluso indagó en unos registros que se deshacían tan solo al pasar las hojas.
Una tarde, las tablas del piso comenzaron a crujir. Bajó la mirada y advirtió que la alfombra necesitaba un buen barrido. Sin embargo no reparó en el germen de lo que después se convertiría en su pesadilla: mientras buceaba en los libros y su historia empezaba a surgir desde los laberintos del pasado, unas raíces finas casi incorpóreas comenzaban a enroscarse sutilmente a la altura de los pies. De consistencia leñosa, las ramificaciones iban tejiendo una trama inmaculada, devanando un enigma que pronto iba a dejar de serlo.
En las crónicas de la visita de una delegación de diplomáticos ingleses a la ciudad de Buenos Aires, figuraban unas fotografías que reseñaban el banquete de recepción que la familia de su madre les había ofrecido a los militares británicos. “Coronel Richard Woodgate” anunciaba la leyenda debajo del retrato. La tía Juana perdió el aliento, pues reconoció en esa piel blanca, en esos ojos celestes, en aquel cabello fino casi albo, todas los atributos que no compartía con el resto de la prole; mucho menos con los rasgos criollos de su padre Nicanor.
De pronto un machete se elevó atravesando el espacio como una saeta. Cortó las raíces de cuajo desgarrando en su acontecer la delicada piel de Juana.
“¡Tu apellido es Azcuénaga! ¿Está claro?” –rugió la madre agobiada por las circunstancias.
Mientras mi madrina, doña Victoria Ocampo de Azcuénaga vivió, la tía Juana no volvió a tocar el tema.
Después, tampoco.
Hace bastante tiempo, en una clínica, fuimos a atender a una paciente con un colega de apellido Fernández. La señora, muy fina, nos preguntó el apellido a ambos, entonces dijo muy circunspecta: Yo quiero atenderme con el doctor Dib, por su apellido británico, es de mi raza.
ResponderEliminarPerdón por la autorreferencia, pero tu texto me hizo acordar esta anécdota bola, cosas de apellidos, de castas, de silencios y complicidades... No sé, creo que estoy bebido.
Welcome back, my BeeBee, I can't say this is your place, but it is, so far...
Cheers!
HD
Jajaja!!! Confieso que cuando estás bebido, más lúcido se te nota. Thanks a lot, milord! My place... Hummmm... I think about it so seriously ;-)
ResponderEliminarSin afán de interrumpir éste coloquio de seres tan queridos y brillantes ,agrego que el tema de secretos de familia ha sido tratado con extremo preciosismo. A la Bee.
ResponderEliminarMe hiciste reír, Carlitos! A la Bee te envío un beso grande.
EliminarBastardos, estamos por todas partes. Por eso elegimos una genealogía, miralo a Borges, si no.
ResponderEliminarSin dudas, Fernando. Así andamos. Un abrazo.
EliminarBonita historia de las raíces de la tía Juana (Woodgate) Azcuénaga, aunque reconozco que me gusta más cuando escribes con tintes de realismo sucio, el realismo mágico lo dominas como nadie, como el mejor de los mejores.
ResponderEliminar¡Bravo Bee! me alegro de volver a leerte, espero que hayas disfrutado del parón estival. Aquí en Madrid ya se está acercando la primavera y si el país no se hunde antes, disfrutaremos del buen tiempo.
¡Abrazos!
Muchas gracias, Antonio. Eres muy generoso y no tengo dudas que van a disfrutar de la primavera. Un abrazo, amigo.
EliminarAcabamos de hacer una visita a el castillo Guerrero donde una sobrina/nieta de Felicitas con su relato nos retrotrajo a un tiempo y situación similar, es apasionante ese revivir y redescubrir... ¡Feliz regreso!!!!!!
ResponderEliminarQué bueno, Osval. Yo también hice esa visita y quedé fascinada con la historia. Muchas gracias, amigazo!
EliminarPobre tía Juana. Tuvo que vivir con ese secreto toda su vida... ¿Cuántas cosas habrá que no sabemos de nuestras propias familias? Un besote.
ResponderEliminarEs cierto, Flaca. Te confieso que siempre me atraen estos conflictos familiares. Otro beso para tí.
Eliminares por eso que nunca se deben desatar los nudos de nuestra ascendencia!!!
ResponderEliminarQUE BUENO QUE ESTÈS DE VUELTA MI QUERIDA BEE
Hola, Diana!!! Muchas veces la historia regresa y te da cada sorpresas... Es bueno volver, amiga.
EliminarBesos embrujados!
El afán por conocer puede deparar sorpresas desagradables. Los secretos han de seguir siendo eso mismo. Un beso Bee.
ResponderEliminarHola, amigo Zavala! Así es. Un beso para tí.
EliminarP/D: Ya se puede comentar en tu blog? No me dejaba entrar. Mañana lo intento.
Si pensamos en la infinita cadena de azares a la que debemos nuestra existencia, la magnitud de nuestro orgullo por ser herederos de una raza, un apellido, un clan, será proporcional a nuestra necedad. (Que con frecuencia no es poca.)
ResponderEliminarAbrazo, Bee Borjas.
Amén, estimado Rob. Si de raza necia se trata, esa es la nuestra.
EliminarAbrazo fuerte, mi amigo.
La curiosidad es un camino que te puede dar sorpresas o sencillamente obligarte a vivir en la ignorancia de saber quién eres realmente sobre todo cuando se trata de apariencias y apellidos.
ResponderEliminarVeo que el descanso te ha sentado muy bien y regresas con tus historias maravillosas.
Besos de gofio.
Muchas gracias, Gloria! Es una alegría tenerte por aquí. Besos porteños.
EliminarLos vínculos de sangre, el sentido de pertenencia, las sospechas infundadas, los secretos y mentiras... Cuántos enigmas ocultos tras las paredes de la familia... Imposible discernir todos sus entresijos sin abrir alguna fisura o despertar la cólera del destino... Hay cajas de Pandora que sí se abren.... Besotes mil amiga mía, feliz regreso. Missed You much.
ResponderEliminarNo tengo dudas, Mel. Lo has bordado: una caja de Pandora. Y vaya que pueden salir cosillas muy perturbadoras. Miss you too! Kisses for you, sweet friend!
EliminarDicen por ahí que el que busca encuentra y todavía no aprendemos la lección.
ResponderEliminarEspero que tus vacaciones te hayan sido reconfortantes, por lo menos las ideas salieron frescas y familiares.
Me imaginé de repente en esa situación...aquí sentado y una raíces empezando a tejerse en mis piernas. Muy bien descrito.
Abrazos y bienvenida al espacio.
Carlos
Muchas gracias, Carlos. En verdad las vacaciones fueron estupendas.
EliminarUn abrazo y a escrbir!
Si, a escribir. A leer, a comentar. Ya es una rutina que me he hecho. Me da mucha alegria tu regreso. Espero que este nueva imagen me haga ver tal cual soy y no una mascara sin nombre.
Eliminarabrazos.
carlos
Por algo volvieron en 1807...Algunos dicen que fue por revancha, otros para ver a sus hijos.Unos 160 años después, volverían pero esta vez nos invadirían con The Beatles, The Rolling Stones, The Who, y no, el uso del artículo The no es casualidad, después de todo es The United Kingdom (eso sí, copas mundiales del fúbol no ganan desde 1960) - Beso y feliz de verla de nuevo por acá!
ResponderEliminarVos sabés que yo tengo debilidad por esta gente. Es así nomás. Hasta como decís desde 1966 no ganan, pero casualmente, ese es el año de mi nacimiento. Coincidencia? ;-) Beso, Tiger y yo feliz de verlo again!
EliminarFELIZ CUMPLE, PEPITOOOO!!!! <3
EliminarClaro, naciste vos y cagaron!! Gracias Mare!!! (yep, shegua en inglés!!)
EliminarPor las dudas no sigo intentando reconstruir el árbol genealógico... Un relato impecable.
ResponderEliminarJajaja!!! Somos dos, mi reina!!! Muchas gracias y besazo para vos!
EliminarCada familia guarda su caja de Pandora, a veces es mejor mantenerla cerrada porque su apertura puede arruinar o amargar la existencia.
ResponderEliminarMuy buen relato, Bee, un gusto tu regreso.
Besos.
Muchas gracias, Mirella. La de historias que deambulan bajo muchas capas de silencio. Me apasiona el tema.
EliminarBesos, mi amiga.
Vuelves en plena forma my sis, valiente y dispuesta a todo, pero como empieces a sacar los trapos sucios de la family te la ganas. :)))
ResponderEliminarWelcome!
Jajajaja!!! Nuestra familia está a salvo. Mis labios están sellados, bro! ;-)
EliminarAbtazo fuerte!!!
Interesante el relato, la curiosidad es imparable cuando arranca, patea tableros con lo que descubre, quizás nos incomode pero no puede faltar nunca, el que no la tiene es un inválido.
ResponderEliminarGran regreso, BEE, ya encendiste los motores de fórmula 1 de tu vocación!! ABRAZO!!
Muchas gracias, Edu. Es muy gratificante volver y reencontrarse con los amigos. Abrazo para vos, maestro!
EliminarMuy feliz regreso, Bee. Ya veo que vuelves dispuesta a todo, hasta descubrir los secretos mas íntimos...
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte, casideprimavera.
Muchas gracias, Socorro. Qué bueno que ya reciban la primavera! Otro abrazo para tí!
Eliminarbuen texto!!!!
ResponderEliminarme gusta leerte!!
Qué gusto tenerte por aquí! Te agradezco mucho tus generosas palabras. Un beso, amiga.
EliminarEl mestizaje fortalece las razas. Quizá los más necesitados sean los ingleses, precisamente porque andan con la sangre muy aguachinada, porque su prepotencia les impide cruzarse con personas ajenas a su alcurnia.
ResponderEliminarSe te he echado en falta, pero he aprovechado para echar la vista atrás en tus escritos y engancharme todavía más a ellos.
Un abrazo.
Hola, Chema! En este mundo globalizado las mezclas (Y enhorabuena) son normales. Antes parece que eran una cuestión de honor. Cuánta pena trajo tanto "linaje"
EliminarMuchas gracias por leer y recibe un abrazo de mi parte, amigo.
Te han sentado muy bien las vacaciones Bee, pensando en la materialización de las raices y en las semilla de lo que somos.
ResponderEliminarBesos
Me encantó tu comment, Jaal! Trataremos de seguir creando nuevas historias.
EliminarMuchos besos.
Ya que había descubierto el secreto de la madre, esta podía haber dado una explicación a la pobre Juana, que las crisis de identidad son terroríficas, pobrecilla.
ResponderEliminarIntrigante y bien llevado, Bee, te han sentado bien las vacaciones. Y qué alegría leerte de nuevo.
Un beso, guapa.
Sete.
Qué bueno tenerte por aquí, Sete! Es verdad, la madre pensó en ella y fue bastante mezquina con la hija. Decisiones, decisiones...
EliminarOtro beso para tí, querida amiga.
Feliz de verte, de leerte y disfrutar de tu fina creatividad. Pobrecilla tía. Cosas de las familias, muy bien planteadas en tu relato.
ResponderEliminarFortísimo abrazo de regreso!
Muchas gracias, querida Sara! Otro abrazo fuerte, mi amiga!
ResponderEliminar¿Qué tal tus vacaciones? Me alegra mucho volver a leerte. Me hiciste recordar anécdotas en México con esto de los apellidos... Ya extrañaba tus cortos y bien planteados cuentos. Un abrazote fuerte y seguimos leyéndonos. Muchos besos.
ResponderEliminarHola, Julie! Las vacaciones fueron estupendas! Y me encanta tu comentario porque precisamente en vacaciones leí mucho literatura mexicana y vine con ganas de escribir una historia con esos aires. Otro abrazo para tí, amiga querida.
EliminarTe acabo de leer
ResponderEliminarY mi mente hoy no funciona.
ResponderEliminarSi bien tu cuento es genial
No lo asimilo en mi piel de la mente
Las noticias que he recibido en las ultimas semanas
donde las letras ni los escritores tenemos nombre mas...
no me dejan entar lo que quiero que me entre...
Un dia diferente en mi vida querida
Vos sos siempre la misma genial escritora
Soy yo la que a veces no cordina
Se te extrañaba BB
Supongo todo bien en tu vida
Gracias por leer, Mucha. Te mandé mail. Besos porteños, Mireya!
EliminarQué familia!!!
ResponderEliminarDe rancio abolengo y pasión desmedida.
Besos.
Así son estos asuntos familiares, Xavi... ;-)
EliminarBesazo salvaje, Toro Loco.
A veces es mejor no hurgar en el pasado...
ResponderEliminarMuy entretenido.
Un saludo.
Un placer tenerte por acá, Jon! Absolutamente de acuerdo: a veces mejor ni mirar... :-)
EliminarOtro saludo para vos!
"Woodgate". Muy bueno, Bee. Genial.
ResponderEliminarHola, Jose!!! Me encanta que hayas captado el guiño. Beso!
EliminarPues un buen cuento.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jordim! Saludos para tí.
EliminarUn Arbol genealógico muy particular.
ResponderEliminarBeso Bee
Bien complicado, no? Beso enorme, Flor querida!
EliminarNo es fácil elaborar una prosa que atraiga y enrede en el relato, manteniendo al tiempo un alto nivel literario. Aquí está conseguido, enhorabuena.
ResponderEliminarABrazos, siempre
Muchas gracias por tus generosas palabras, Amando. Abrazo fuerte!
EliminarMuy buena tu historia Bee. Encantada de conocerte.
ResponderEliminarEl gusto es mío, Pilar. Pronto iré a conocerte. Un saludo cordial!
EliminarHola bella
ResponderEliminarMe tenes abandonada
mi cuarto no tiene tango
cuando faltas vos
jaja
feliz dia para vos y para mi
Jajaja!!! Es que no estaba en Buenos Aires, Mucha!!! Dame un par de días y me pongo a tiro!!! Besos miles!!!
EliminarHola, Marta! Muchísimas gracias por tu palabras. Recibir estos comentarios me animan a seguir intentando bucear en diferentes ámbitos.
ResponderEliminarBeso bien grande!
Hola Bee.
ResponderEliminarEn primer lugar disculpa mi retraso. Ha sido debido a una gripe invasora y dominante que me ha hecho la vida imposible durante una larguísima semana.
Tu relato es tremendo y es historia porque en sí parte de una realidad que se repite. Hay sucesos en muchas familias que en lugar de recordarse, desean ser olvidados. Concretamente, y concretamente en la mía, se sospecha que tengo un pariente o parientes judíos, tal vez conversos. Pero excepto mi madre y ahora un primo que se dedica a estudiar las raíces genealógicas, nadie me habló nunca de eso. Algún dia sacaré a a luz un relato de ahí, como este mágico y atrapante con el que una vez más me has llevado por la senda del deleite.
Deseo que todo te vaya muy bien querida Bee!
Un fuerte abrazo.
Me dejas sorprendida, Jose. Pensar la cantidad de historias familiares que no se conocen a fondo. Cuídate la salud Y muchas gracias por estar siempre y leer.
EliminarUn abrazo fuerte!
Dicen que en todas las familias hay asuntos de ese tipo, secretas historias muy bien guardadas que el fenotipo de los descendientes se empeña en desempolvar.
ResponderEliminarMi abuelo era de ojos oscuros, pelo tieso como un cepillo y en verano su piel curtida muy cerca del negro estaba, su hermana tenía un aspecto similar; no así mi tío abuelo, él tenía planta de dandy, pelo ondulado sobre piel de porcelana y mirada azul de mar; no sé yo si debería bucear en las fotos de la familia, quizás su aspecto proviene de la herencia de los antiguos celtas o quizá algún militar británico hizo incursiones por tierras gallegas. ;)
Un besito Bee.
Ni lo dudes, linda Ishtar! Las familias esconden historias en laberintos bien intrincados.
EliminarOtro beso para tí, guapa!
Cuanta importancia se les ha dado a los apellidos, por suerte cada día menos. Un verdadero placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchìsimas gracias, amiga María Rosa. Es un placer tenerte por aquí. Besos porteños, guapa!
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