Dedicado a mi amigo el Negro Dib
Cargo los frascos de mermelada, cierro la puerta del departamento y bajo por las escaleras. Salir a la calle es una experiencia casi despiadada. El temor por ese espacio abierto me quita la respiración. Pero es una cuestión de supervivencia: no cuento con otro ingreso más que la venta de las conservas. Pegada a la pared del edificio y mientras espero el paso del semáforo, escucho el ruido de las persianas abriéndose de par en par. Sonrío. Casi las 9 de la noche y el vigía recién se atreve a asomarse a la vida, pues durante el día atisba escondido detrás de las cortinas. Entonces me ve, dibuja una mueca de disgusto –detesta ser descubierto- pero se recompone y me regala un amago de sonrisa. Aunque no lo admita, ya somos conocidos. Recuerdo sus ojos asombrados al comprender que yo cocinaba la jalea que compraba en el almacén de don Mario. Aquel atardecer nos enfrentó por primera vez. No hubo palabras, ni un mínimo comentario, sólo un breve intercambio de miradas. Fue suficiente para los dos.
Avanzo por la vereda apurando el paso, ya es tarde, quizás don Mario no pudo esperarme. Sin embargo ahí está, parado con los brazos en jarra, en la entrada de la tienda. “Gracias”, murmuro ruborizada. Don Mario simula una queja para luego lanzar una carcajada. “No te preocupes, Lechuza -responde agitando una mano en el aire- mi mujer aún no ha preparado la comida”.
Estoy por volver a casa, pero al atravesar la plaza me llaman la atención unas luces de colores que decoran la vidriera de la vieja librería Litterae. Entonces lo veo. En medio del escaparate, un afiche anuncia la reedición de un libro de cuentos. El rostro de mi vecino “el escritor” aparece en la contraportada inmortalizado en una fotografía en claroscuro. No lo pienso demasiado. Salgo del local leyendo las primeras líneas de un cuento muy curioso, “Ciegos” anuncia el título…
Suena el timbre. El hombre maldice una docena de veces antes de abandonar el ordenador. Está contrariado, es medianoche y después de desechar cientos de bocetos… No es justo, es su momento de escribir. Los insistentes timbrazos lo obligan a atender. Abre la puerta de un tirón. Sobre la alfombrilla de entrada reposa un frasco de mermelada. Sabe que no hay nada más, por esa razón recoge la jalea y vuelve al escritorio. Mientras prueba el dulce con los dedos, una ligera curva se adivina en su boca.
Avanzo por la vereda apurando el paso, ya es tarde, quizás don Mario no pudo esperarme. Sin embargo ahí está, parado con los brazos en jarra, en la entrada de la tienda. “Gracias”, murmuro ruborizada. Don Mario simula una queja para luego lanzar una carcajada. “No te preocupes, Lechuza -responde agitando una mano en el aire- mi mujer aún no ha preparado la comida”.
Estoy por volver a casa, pero al atravesar la plaza me llaman la atención unas luces de colores que decoran la vidriera de la vieja librería Litterae. Entonces lo veo. En medio del escaparate, un afiche anuncia la reedición de un libro de cuentos. El rostro de mi vecino “el escritor” aparece en la contraportada inmortalizado en una fotografía en claroscuro. No lo pienso demasiado. Salgo del local leyendo las primeras líneas de un cuento muy curioso, “Ciegos” anuncia el título…
Suena el timbre. El hombre maldice una docena de veces antes de abandonar el ordenador. Está contrariado, es medianoche y después de desechar cientos de bocetos… No es justo, es su momento de escribir. Los insistentes timbrazos lo obligan a atender. Abre la puerta de un tirón. Sobre la alfombrilla de entrada reposa un frasco de mermelada. Sabe que no hay nada más, por esa razón recoge la jalea y vuelve al escritorio. Mientras prueba el dulce con los dedos, una ligera curva se adivina en su boca.
Nota:
Este relato es la continuación de la pequeña historia “Neighbors” y de la bendita retroalimentación que nunca deja de sorprenderme.
Abrazo para todos.
Bee.-
Tu cuento me llevó al anterior y, ese, al de Humberto, que no había leído. A mi parecer tienen un maravilloso hilo conductor: La virtud de transformar situaciones cotidianas que sea capaces de recrear admiración, suspenso y el deseo de que continúen... ¿Será así...? Me gustaron tu escrito y tu gesto. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Osvaldo querido. Uno de los objetivos fue volver hacia atrás y retomar (y recordar) una historia que me pareció una pequeña joya. Abrazo fuerte, amigo mío.
EliminarFrente al piso donde vivo hay un individuo insomne que se pasa las noches con la televisión encendida, está encendida las veinticuatro horas del día, lo que no deja de ser algo extraño y hasta cierto punto inquietante. Aún no le he puesto cara pero me acabaré haciendo con unos prismáticos y lo espiaré desde detrás de la cortina, hay algo oscuro en esa casa donde las luces están siempre apagadas y que sólo la televisión ilumina tenuemente.
ResponderEliminarCuando lo tenga me retroalimentaré.
Saludos para ti y para Humberto.
Hola, Jose!!! Tienes que averiguar qué sucede en esa casa!!! Me ha porvocado mucha curiosidad!!! Un beso enorme, bro!
Eliminares un cuento, no sólo extraordinario, sino que escrito con emoción!!!
ResponderEliminarDoble felicitación para Dib: la re-edición de su libro y tener una maravillosa amiga como vos.
sos una genia Bee
(para cuando tu libro?)
Sos una diosa, Diana! Es cierto, esta continuación fue escrita con una emoción muy linda: fue una sensación de dulzura en movimiento. Abrazo embrujado, Escarcha linda! P/D: Ya se va a venir el libro... ;-)
EliminarSupe de la re-edición de su libro, me da mucho gusto saberlo.
ResponderEliminarAbrazo para los dos.
Hola, Florcita!!! Gracias por estar siempre!!! Abrazo para tí también!
Eliminar¡Precioso! Escribes de una forma que deja sentir la caricia de las palabras.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Patricia! Un placer tenerte por aquí y me emociona que te gusten estas pequeñas historias. Un saludo cordial, amiga.
Eliminarme asombra tu facilidad para crear escenarios, para recrear atmósferas, para procrear personajes.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Eres muy generoso, Amando. Muchas gracias y abrazos bien fuerrtes!
EliminarMe ha encantado... Si yo fuera Humberto estaría dando palmas con las orejas por un homenaje tan bonito. Un besote!!!
ResponderEliminarLinda Flaca! Qué bueno que e haya gustado! Humberto es un motor increíble. Y lo mejor es que lo hace con sus mejores armas: su amistad y sus letras.
EliminarBesazo, guapa!
Eso, Bee... Un delicioso cuento que me lleva a leer los anteriores. Besos, ya extrañaba leerte.
ResponderEliminarEres una amiga entrañable, Julie. Yo también extraño leerlos y escribir más seguido. Ya es hora de volver. Y aquí estoy. Besos miles!
EliminarPara mí que sea de damascos, por favor...
ResponderEliminarPor cierto, leí ese libro que menciona tu relato, lo leí tantas veces que hasta siento que lo hubiera escrito yo.
Muchas gracias por la dedicatoria, mi querida BeeBee, hay cosas que prefiero decirte en otros ámbitos.
Aprovecho para agradecer de corazón a los que dejaron alguna palabra de afecto hacia mí.
Un beso enorme y ¡vamos eh!
HD
Marche una de damascos, entonces!!! Jajaja!!! Ya vamos a hablar. Me encanta que una historia, nos remonte a otras y que se genere esta corriente de buenos deseos y de cariño entre todos nosotros.
EliminarBeso grande, milord.
¡Bee! Un deleite realizar el recorrido al lado del(a) protagonista, teniendo que superar algunos desafíos para llevar a cabo sus dulces entregas. Leerte con esa calidad, además de la dedicatoria, de seguro habrá sido un gran halago para HD. Me alegro mucho por los dos y te dejo un gran abrazo anisado y amistoso, que lo abarque también a él. ¡Los quiero!
ResponderEliminarQuerida Sara: Ne ilusiona mucho saber que te ha gustado la historia. Y en nombre mío y de Humberto te envío otro abrazo bien dulce!
EliminarQué bonito homenaje a Humberto, y nada mejor que saboreándolo con un buen tarro de mermelada, eres increíble Bee, me ha gustado mucho esta historia por el significado que tiene y la manera de cómo has ido enlazando las situaciones. Os admiro mucho a los dos, disfruto todo lo que escribís y me emociona ver el cariño tan sano que os tenéis los dos.
ResponderEliminarUn abrazo enorme querida Bee.
Tú ya sabes cuánto me emocionan tus palabras, María Rosa. Eres (y lo sé porque él me lo ha dicho) una lectora y amiga muy especial para Humberto. Y gracias a él pude conocerte yo también. Y se lo agradezco siempre. Conocerte es una alegría inmensa. Abrazo fuerte, amiga!
EliminarUna combinación perfecta entre dos de mis escritores predilectos en este mundo bloguero. Sois como el motor que necesita del combustible y una vez conseguido el funcionamiento es perfecto.
ResponderEliminarSaludos para ambos.
Besos de gofio.
Muchas gracias, Glo! Eres un encanto, guapa! Creo que todos somos el combustible que necesitamos para hacer una de las cosas más bellas: escribir y sentir las historias.
EliminarBesos porteños, guapa!
Andamos medio desencontradas, Bee. Ahora que volvés, yo me voy, aunque también me ausenté el mes pasado. Hay momentos en que desenchufarse del mundo bloguero es imperioso y saludable.
ResponderEliminarMe gustó mucho la pintura que hiciste de esos neighbors, que en las grandes ciudades resultan casi desconocidos. Algunos te los encontrás en el ascensor y ni saludan y otros, con los cuales nunca cruzaste una palabra, de pronto tienen un gesto gentil, como la cocinera de mermeladas de tu relato, en ese final delicioso y dulce.
Un gran abrazo y hasta prontito.
Así es Mirella! Un poco de distancia es necesaria. Es una forma de recargar pilas y volver con mucha energía. Muchas gracias por leer siempre. Otro abrazo y disfrutá de tu desenchufe!!! ;-)
EliminarEntro con la esperanza de toparme con una de tus joyas y me encuentro con tres. A eso se le llama una buena propina.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eres un amigo entrañable, Chema! Siempre con las palabras que hacen que sonría con dulzura. Es una felicidad conocerte. Abrazo bien fuerte!
EliminarAgorafóbica nocturna y dulcera - No le veo material de futura multinacional :-) Otra vez debutamos con el Fortín. Beso!
ResponderEliminarJajajaa!!! Esta mujer es una microemprendedora bien humilde! Viste??? Yo creo que el lunes ustedes nos vacunan! Y lo digo con convicción, eh! Suerte y beso enorme, Pepe querido!
EliminarHumberto Dib es un ególatra irremediable no sé por que lo homenajeas así.
ResponderEliminarHola. Voy a ser breve: Homenajeo a quien quiero y básicamente porque este es mi blog. Uno de las cosas que más valoro en la vida es el respeto. Cuando algo no me gusta, directamente no comento. Pero en definitiva, cada uno hace lo que quiere.
EliminarMuy simpáticas y agradables esas pinceladas de realidad, en tus hermosos textos de ficción.
ResponderEliminarRecuerdo que fue "Ciegos" precisamente, el cuento que mi hija leyó al público, el día de la presentación del libro en Bilbo.
Un beso larguísimo para cada uno. (A Dib, además, un tirón de orejas, él sabe porque)
Bella coincidencia, Socorro!!! No sabía que tu hija leyó ese cuento. Ves? La magia de las letras otra vez!!!
EliminarBeso para tí y tirón de orejas para Humberto! ;-)
Increíble historia, tienes un don de meter al lector en la situación, me gusta mucho lo que haces. Siempre te leo, pero como no tengo blog no me animo a comentar, sinceramente solo le comento a Humberto que es mi preferido, junto contigo.
ResponderEliminarUn beso
PD: Hay gente tonta y cobarde por lo que leí más arriba!!
Muchas gracias, Sabrina!!! Te confieso que es una alegría especial recibir el comentario de los lectores que no tienen blog, porque representan a muchos lectores anónimos que nos leen y se entretienen con lo que hacemos. Y anímate a comentar cada vez que quieras, guapa! :-)
EliminarP/D: Sabes? No comprendo a las personas que se molestan en escribir cosas negativas. En lo personal, cuando algo no me agrada, ni me molesto en leer, mucho menos en dejar mi opinión. Pero como tú sabes, cada persona es un mundo. Un beso grande, amiga!
Muy buena retroalimentación. en aquella ocasión escribí un vecino también y ahi sigo siendo vecino.
ResponderEliminarsaludos y abrazos Bee.
Un placer como siempre leerte.
Carlos
Sigo destacando esta genialidad que tienes para decir y plasmar. Y más aún ese ejercicio de dar vida a esos personajes que se pierden tras las ventanas de una vecindad.
EliminarAbrazos de nuevo
Carlos
Hola, Carlos! Claro que recuerdo tu cuento. De eso se trata, la energía que circula y nos alienta e inspira. Muchas gracias por estar siempre por acá. Abrazo fuerte!
EliminarDentro del microinfierno personal de los pobladores de un edificio, se sienten sus encuentros y desencuentros y te incrustan en un universo que convierte en razonable autoexpulsarte de la vida urbana hacia la campestre. Allá donde acabas entendiendo el mugido de las vacas como cuando en un lamento en MÚ mayor te hacen saber que ya casi llueve.
ResponderEliminarBRAVO por la pericia en las letras. Ha sido como ver una película comprimida. Tan bien expuesta que te permite ver tras las paredes donde no estuviste, como ésas reuniones de los condóminos a donde más vale no ausentarte pues todos los demás hablarán de ti.
Besos y en un momento m{as regresaré a leer más de tu blog. No ahora porque ya están en la mesa el vino y los pieroggies.
Carlitos!!! Es un placer leer tus comments. Ya sabes que admiro tu capacidad de reflexión y tu forma de expresarte y escribir. Te agradezco de corazón la generosidad de tus palabras. Buen provecho y un beso! :-)
EliminarMe vino a la mente el tarro de miel de la "encantadora de abejas" en tomates verdes fritos... Un gesto inmenso encerrando tantas verdades y tanto amor no verbalizado... Mil besos en un tarro de...Hummmm... Veamos... Compota de manzana casera, te la dejo en la puerta...
ResponderEliminarQué buen recuerdo, Mel!!! Me encanta esa peli! Guauuu!!! Muchas gracias por la compota! Ya vamos a compartir una deliciosa comida juntos! Besazo, guapo!
EliminarEres genial, Bee. Cuánta sutileza pones en esas imágenes sugeridas y cuánta precisión en la ambientación. Me gustan mucho estos personajes, casi tanto como tu buen hacer, escritora.
ResponderEliminarAbrazos, feliz domingo.
Hola, Sete querida! Es una alegría saber que te puedo entretener con mis historias. Me provoca mucha ilusión hilvanar momentos y crear un mundo sencillo pero entretenido.
EliminarOtro abrazo fuerte y feliz domingo, amiga!
¡Qué maravilla de relato! Esa atmósfera que has creado en la que se ocultan esos personajes: La lechuza, el escritor, el vigía, el semáforo, las persianas, el timbre.... porque todo cobra vida. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo haberte leído historias con mermeladas. Escuela para ciegos es el título de un libro que yo conozco bien. Nada. Sólo quería saludarte. Que hace tiempo no ando por acá desperdiciando buenaas cosas.
ResponderEliminaronline casino games make the best money
ResponderEliminarสล็อตเว็บตรงฝากถอนไม่มีขั้นต่ำ
วิธีอ่านราคาบอล
น้ำเต้าปูปลา
เกมป๊อกเด้ง
สล็อตเล่นยังไงให้ได้เงิน