agosto 21, 2010

MARIHUANA, PAPá, MAMá Y EL CONCIERTO DE UB40

Todo comenzó con la llegada del grupo UB40 a la Argentina. Estaba cursando el último año en la Facultad y uno de mis compañeros llegó una mañana con la noticia. Nos organizamos
rápidamente y nos fuimos al barrio de Liniers a comprar las entradas al estadio de Vélez Sarsfield. Por circunstancias puramente fortuitas, 2 chicos que se iban de viaje dejaron un par de tickets libres. Una noche y cuando comenté el tema al pasar, mi madre con tono entusiasmado preguntó:
-¿Y si vamos nosotros?
Yo sabía que el grupo les gustaba porque en varias oportunidades había encontrado mis casettes en el estèreo del auto, pero de ahí a concurrir a un mega recital en un estadio, hay una diferencia más que amplia. Con voz risueña
y contemplando mi cara azorada, mi padre me dijo:
-Si a vos no te molesta…
Los problemas comenzaron una semana antes del evento. Mi madre me
estuvo persiguiendo día y noche tratando de averiguar cual era la ropa más
adecuada para ir al concierto y mis amigos se burlaban y me preguntaban si
mis viejos también pensaban asistir al próximo recital de Los Ramones.
¡Qué manga de cretinos!
Por fin llegó el gran día. Subimos al auto y en cuanto mi mamá preguntó por
decimonovena vez si estaba bien vestida, yo con voz irónica, exclamé:
-¡Vamos a la cancha a escuchar reggae! Tampoco estamos yendo al teatro Colón…
Cuando ingresamos al estadio, algo muy puntual llamó la atención de mis padres.
-¿Qué son esas columnas de humo que salen del campo? –preguntó curioso mi progenitor.
Mi amiga me lanzó una mirada cómplice y yo, sin que se me moviera
un músculo de la cara, afirmé:
-Deben haber encendido sahumerios…
Mis amigos se partieron en dos de la risa y mientras algunos se ahogaban en carcajadas,
mi madre afirmó:
-¡Qué bien! Con razón se huele este aroma tan dulzón.
Tragué saliva, y tratando de ignorar las miradas socarronas de los chicos, los empujé hacia
el fondo del campo, con la intención de protegerlos de una posible estampida de vándalos
y procurando que el “efecto cannabis” no me los echara a perder.
Para cuando Ali Campbell salió a escena y comenzó a entonar las estrofas de Red Red Wine,
yo, embriagada por el ritmo emblemático del grupo inglés, olvidé por completo la presencia 
de mis padres.
No puedo recordar cuantas canciones habían tocado, pero de pronto mi amiga Carolina con
la cara desfigurada me zamarreó el brazo y me señaló algo. Fue la hecatombe total.
Mi padre, cual hijo adoptivo de Bob Marley y abrazado a un grupo de neo hippies alucinados,
se balanceaba feliz al ritmo del reggae. Mi madre era un espectáculo en sí misma.
Sentada como un Buda sobre el césped de la cancha, con los ojos brillantes y una sonrisa
soñadora en los labios, flameaba con los brazos una colorida bandera jamaiquina.
No había lugar para las dudas. Mis progenitores habían caído bajo las seductoras garras
de la chala. Como imaginarán fue imposible quedarnos hasta el final del concierto.
A los empujones los metí en el auto y mientras mis padres intentaban controlar las ganas
de vomitar, yo aceleraba el Peugeot de mi viejo, poniendo proa directa a casa.
¡Pero que flojos me resultaron estos dos!
No les alcanzó toda la noche para reponerse. Ambos jugaban verdaderas carreras de
velocidad para alcanzar el baño y desagotar allí su infortunio.
Al día siguiente, los encontré en la cocina, pálidos y ojerosos. Era paradójico, pues
el remordimiento se me mezclaba con unas ganas locas de echarme a reír. Lo peor de
todo fue cuando mi papá con tono reflexivo dijo:
-No hay nada que hacer, las hamburguesas que venden en la cancha siempre caen mal…
Con la carcajada estrangulada en la garganta, les di un beso en la frente a cada unos y
antes de irme al club, aseguré solemne:
-La próxima vez, les saco entradas para ver un concierto de Julio Iglesias…

2 comentarios:

  1. jajajjaaja unoos grossos tus viejoos!!!

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  2. You can pick up basic equipment for very little or you can go for higher quality tackle and spend hundreds or
    thousands. Sea fishing can take place from a boat, from a pier or jetty
    or from the beach or by an estuary. When the water arrives at the inlet, most oxygen is dissolved because of the abrupt transformation of water
    movement.

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