PSICO

“Apenas son las 3 de la tarde. Todavía faltan tantas

horas para que lleguen a buscarme…

Ya no soporto sus miradas. Todos los días la misma

historia. ¿Hasta cuando se prolongara este suplicio?

Mi mamá tiene tanta razón. La envidia es el peor

defecto que puede tener una persona

Y yo se muy bien que eso es lo que sienten por mí.

No soportan a una mujer que lo ha conseguido todo. Lo noto es sus ojos cada vez que Sergio viene aquí. Es un hombre maravilloso. Y sobre todo muy paciente. No toleran el amor que nos enciende como la primera vez.

Ni hablar de la malicia con que contemplan a mis hijas. Las chicas son tan hermosas que apenas puedo hablar de ellas sin echarme a sonreír.

Clarisa cada vez se parece más a su padre. Tiene los ojos del color del tiempo.

A veces son tan verdes como dos olivas maduras. En otras ocasiones se
transforman en dos piedras preciosas semejante a un par de brillantes topacios.

Azul es un torbellino de energía. Su pequeño cuerpo es fuerte y su sonrisa es
capaz de derretir a un iceberg.

Debo confesar que no todo está en orden. Extraño mucho a Kitty.
Era una gata tan adorable. La trajimos unos meses antes del nacimiento de Clarisa.
Me encantaba acariciar su pelaje suave y vaporoso. Aún no comprendo el motivo
de su abandono. Quizás esté relacionado con la independencia típicamente felina.
Se sabe que los gatos no se casan con nadie.

Me extraña no tener noticias de mis padres. Ya hace 2 semanas que se fueron
de vacaciones y no tenemos novedades con respecto a ellos.
Seguro que se están divirtiendo mucho.

Estoy muy entusiasmada porque pronto regreso a mi trabajo. Me provoca
mucha ansiedad encontrarme con mis antiguos compañeros. Necesito ponerme
al tanto de todos los cambios que se han producido en el estudio. La feria judicial
ya debe haber terminado y estarán tapados de papelerío atrasado.

No me siento culpable. Necesitaba este descanso. Al fin de cuentas fue por
el bien de todos.

Estaba pensando que rápido que baja el sol durante el invierno.
El ocaso me pone tan triste…”

La voz de la mujer sonó suave y cordial.

-Hace demasiado frío para estar en el jardín… Es hora de entrar.

Teresa, confiada, se deja acompañar como si fuera una ciega guiada por
su perro lazarillo.

Su aspecto frágil y desvalido confunde siempre a más de uno.

La celda es de máxima seguridad y la medicación que recibe muy poderosa.
Los doctores creen que la psicopatía la heredó de su difunta madre. Lo cierto
es que nadie imagina de lo que sería capaz si no estuviera medicada.
Si no me creen, pueden acercarse hasta el antiguo cementerio de Pilar.

Allí encontrarán 3 tumbas que lo certifican.