El rufián tenía una puntualidad meridiana con respecto a su visita semanal. Todos los martes alrededor de las 10 de la mañana, descendía de su Fiat 128 color celeste y comenzaba la ronda desde la esquina de Puán y Echeverría.
El Mono Mario ingresaba a cada uno de los negocios del pequeño centro comercial y como si fuese un rey sin corona, se iba abriendo paso entre la clientela. Se acercaba hasta el mostrador y con una sonrisa siniestra esperaba el suculento pago.
Si bien, él sólo oficiaba de mandadero, su fama de delincuente con pocas pulgas, aterrorizaba a todos los comerciantes.
Sin duda, su lugar favorito era la confitería de Doña Delicia. El aroma del pan casero y la variedad de confituras que allí se elaboraban, le provocaban un placer casi orgásmico.
Doña Delicia era una mujer muy particular. Rondaba los 80 años y estaba al frente de su negocio desde hacía
más de 40. Lo que más llamaba la atención era la dignidad que
exudaba esa noble dama. Precisamente por ese detalle, la presencia
del Mono Mario en su local, era una verdadera piedra en el zapato de la mujer.
Sus hijos, temerosos de padecer alguna represalia por no abonar la paga,
le suplicaban a su madre que no enfrentara a la mafia que extorsionaba a
los negocios del barrio desde hacía más de una década.
Una mañana, el Mono ingresó a la panadería con aquella mueca torcida
que pretendía semejar una sonrisa. Acodado en el mostrador elegía
impunemente, diferentes exquisiteces que se exhibían en espléndidas bandejas.
Su debilidad eran unos postres rellenos de crema cubiertos por una capa de
chocolate amargo y salpicados con nueces y maní. Las garras del despreciable
individuo, se apoderaban de los pasteles y los devoraban con una voracidad infame.
Doña Delicia apenas podía contener las ganas de abofetear al extorsionador.
Las entrañas se le retorcían de odio y su furia se incrementaba cuando
contemplaba la unción con que su hijo mayor entregaba el sobre con el dinero.
Ese día fue diferente. Después que el Mono engulló las confituras, la mujer con
mirada desafiante, dijo:
-Dígale a su jefe, que no pienso entregarle un centavo más.
El rostro perplejo del delincuente le provocó una íntima satisfacción.
-Usted sabe lo que esto significa… -siseó amenazante el Mono.
La noticia del desplante de la anciana corrió como reguero de pólvora y la
respuesta del jefe mafioso no se hizo esperar.
A Doña Delicia casi le da un ataque. No llegaron a matarlo, pero su nieto mayor
fue encontrado en un terreno cercano a la ruta, con la cara desfigurada por
una brutal golpiza. El incidente que casi le cuesta la vida al muchacho, volvió a
poner las cosas en su lugar.
Una semana después, el Mono Mario ingresó al negocio de Doña Delicia más
petulante que nunca. La mujer lo recibió con una sonrisa forzada.
Con los dientes apretados balbuceó:
-Este es el sobre para su jefe y además entréguele este paquete de confituras.
Atención de la casa.
El Mono Mario aceptó el obsequio y dijo:
-Muchas gracias, doña. ¿Qué clase de pasteles son?
-Es una receta muy sabrosa. ¡Qué lo disfruten!
El patán lanzó un suspiro goloso y sin más salió del lugar con la sonrisa
dibujada en la cara.
Mentalmente, Doña Delicia enumeró cada uno de los ingredientes.
“400gr de harina, 150gr azúcar rubia, 100gr de manteca, 5 huevos, 1 tarro
de crema de leche, 200gr de cacao y lo más importante, veneno para ratas
bien molido y listo para usar.”
No tenía miedo. Había preparado suficientes pasteles como para matar
a un regimiento entero.
Bee me encanto tu escrito, pienso que fue tan diferente porque me sorprendio que esta vez no intui el final, el final fue el final y me fascino.
ResponderEliminarAbrazos y un 10 para esta narración corta.
muy bueno cheee
ResponderEliminarel mono mario me trajo a la memoria un personaje que había en internet y que llego a aparecer en un video de memphis la blusera... te acuerdas???
mientras leía tu cuento lo visualizaba al sujeto jajaja
saludos niña linda
¡Muy bueno! Cortito y directo a la boca del estómago...
ResponderEliminarGuauuuuuuu! Me encantó, está muy bien escrito! Eso si, yo que soy golosa, ahora andare con cuidado ^^.
ResponderEliminarQue bien me cae esa mujer...
Eyyyyyyy Gracias a todos por pasar!!! Les prometo que cuando les sirva pasteles, primero los pruebo yo!!! Diana: Me inspirè en el Mono Mario que vos mencionás. Era una bestia ese tipo!!! Gracias x los comments elogiosos! Un beso enorme para todos!!!
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