Desde que las alucinaciones habían comenzado a torturar la vida de Helena, los especialistas le aseguraron a su madre que asistir a unas sesiones de Regresión la ayudarían con el inexplicable fenómeno.
Primero las imágenes se presentaron en forma de pesadillas, luego la niña comenzó a entrar en una especie de trance en cualquier momento del día.
Ya no podía acudir a la escuela, sus amigos atemorizados, se negaban a visitarla y ella misma se rehusaba a salir de la casa por miedo a que la gente fuera testigo de su transformación.
Con cada ataque, el cuerpo entraba en convulsión para luego adoptar poses de defensa y ataque dignos de una fiera.
Parecía una guerrera a punto de enfrentar a un enemigo mortal.
El psiquiatra con el que ponía en práctica la sesión de Regresión,
era uno de los expertos más reconocidos del país. El doctor Cooper,
un hombre de mediana edad, siempre la recibía con una sonrisa
amable en los labios.
Helena entraba al consultorio y aceptaba con satisfacción la caja de
cristal que el doctor Cooper le ofrecía cordialmente.
Unos sabrosos caramelos de fresa, constituían el único momento de
delicia para la chica. Sabía muy bien, que después de saborear los
dulces y una vez que entraba en trance, todo era amargura y desazón
dentro de su desolada mente.
Hacía más de 4 meses que habían comenzado la terapia y apenas contaban
con algún que otro progreso.
Después de traspasar su actual personalidad, Helena y el doctor Cooper
lograron descubrir que la presente, era la tercera vida que estaba transcurriendo la niña.
En su segunda existencia, Helena había sido un niño del medioevo italiano que
sólo sobrevivió hasta los 4 años de edad. La Peste Negra que azotaba a Europa
en ese momento, había acabado con su vida y con la de su familia entera.
Trataron de profundizar en aquella historia, pero no pudieron encontrar ningún
hecho violento que justificara su penosa realidad.
Sin embargo 1 semana atrás una nueva puerta se había entreabierto.
Durante una sesión, Helena comenzó a hablar en un idioma absolutamente
desconocido. Su voz se intensificó y sus gestos se tornaron maduros y sensuales.
Las palabras brotaban de su boca y parecían formar parte de una arenga que
Helena pronunciaba con suma convicción.
Fue tal la energía que se apoderó de ella, que se despertó sudando y gritando
con furor. Solamente los ojos mansos del doctor Cooper lograron calmarla.
-Tranquila Helena –dijo el hombre con suavidad- come este caramelo y descansa.
El sabor agradable de las fresas le aplacaba la ansiedad. Relajada en el diván,
sentía que a través de aquellos dulces, su alma regresaba al cuerpo.
Es más, se aferraba a la deliciosa sensación con la firme intención de no volverse loca.
La tarde se presentaba lluviosa. Helena descendió del automóvil de su madre
y corrió presurosa hasta la entrada del edificio. La secretaria del doctor Cooper
la hizo pasar de inmediato.
Después de aceptar los caramelos, la niña se recostó en el sillón. Las palabras del
médico la inquietaron bastante.
-Hoy debemos llegar más lejos Helena. Tu madre me dijo que ayer tu ataque fue muy violento.
Por supuesto que había sido violento. Su habitación estaba destrozada.
Cuando lograron hacerla volver en sí, tenía un fuerte golpe en la frente
y la mano izquierda lastimada.
Mientras saboreaba los caramelos, la niña fue cayendo en un profundo sopor. De pronto
se visualizó en la entrada de un túnel oscuro. A lo lejos se vislumbraba un débil haz de luz.
Fue avanzando con cautela y mucho temor. El sabor de las fresas era lo único que
la mantenía tranquila y concentrada. Faltaban pocos metros para llegar al final.
La escena se desarrolló con una inesperada rapidez. Una mujer de cabellos negros
como el azabache y ataviada con una especie de túnica de seda, la miraba con ferocidad.
Tenía los ojos groseramente delineados y lucía un sinnúmero de costosas joyas.
Sin dudarlo enarboló una lanza con forma de tridente y se arrojó sobre Helena
como si fuera una fiera descontrolada.
Helena se agazapó y contempló con una mezcla de sorpresa y de horror, que ella
también tenía un tridente en la mano. Ambas mujeres se trabaron en una lucha feroz.
Los lances eran cada vez más osados y ninguna de las dos dejaba de significar una
amenaza mortal para la otra.
En un momento, Helena se tropezó y cayó de espaldas sobre la arena. Su oponente
aprovechó la situación y después de colocar un pie sobre su cuello e inmovilizarla,
elevó la lanza con la intención de clavarla en su pecho.
¡Nefertari! –gritó una voz conocida.
La guerrera desvió la mirada sólo un segundo. Helena deslizó su mano por debajo de
la túnica y después de sacar una filosa daga, enterró la misma en el cuerpo de su enemiga.
El alarido fue desgarrador.
La puerta se abrió de par en par. La secretaria del medico y la madre de Helena
apenas podían dar crédito a lo que estaban contemplando.
El doctor Cooper yacía desangrado con un cortapapeles clavado en el pecho.
Helena sentada en un enorme charco de sangre, balbuceaba palabras que no podían
comprender y se aferraba con desesperación a la caja de cristal, mientras saboreaba
con la mirada perdida, sus preciados caramelos de fresa…
Va a ser que no como más dulces, y mira que soy temendamente golosa........
ResponderEliminarGenial Bee, aunque es tan bueno que no sé si me sabe a poco. La golosina se me acabó pronto, quizás hubieras podido alargar más la historia en varios continuará para hacerme salivar cual perro de Paulov.....
Es la única pega que te puedo decir, pues el talento como a Escarcha, se te cae a raudales...
(Ahora tengo antojo de gominolas, jolines......)
¡chanfle! soy segunda!
ResponderEliminarbien... dejame que reflexione... bueno, ya está
Bee, la historia está tan bien narrada que no sabía hacia donde querias llegar ni que me esperaba en la siguiente línea.
No se predice en ningún momento el salto que dará tu cuento, ni hacia donde.
Excelente!
El nombre clave "nefertari" te coloca en el lugar y tiempo exacto de la primera vida de tu protagonista y la que no logra desaparecer del todo de su actualidad.
MUY, PERO MUY BUENO BEE!!!
Respuestas x orden de llegada (Jejeje)
ResponderEliminarMusa: Ahora que leo tu comment pienso que es muy acertada tu observación. Daba para más la historia de la pobre chica!
Escarcha: Está bueno el "Nefertari" no?
GRACIAS A LAS DOS X LOS HALAGOS! Son mis hadas de la suerte! Me alegran el día! MMMUUUACCKKK!! (Eso intentó ser un beso amoroso)
No deleitarse más con los caramelos de fresa: Obvio!! Con lo golosa q es una!!
ResponderEliminarIncreible la historia, Bee!! Siga así señora!
Abrazo inmenso!
PD: Como veo en el lateral la dirección de mail, te curso ya la invitación para colaborar en EL PAÍS DE LOS BOSQUES, sí?