La deseó desde el mismo instante en que la conoció. Su memoria evocaba el primer encuentro como uno de los momentos más importantes de su vida. Hasta era capaz de afirmar que su existencia comenzó el día en que la vio por primera vez.
Se acercó a ella temblando.
Los compañeros de la oficina le estrechaban la mano y él no dejaba de preguntarse como iba a hacer para no delatar su turbación.
Cuando los ojos de la mujer se posaron en los suyos, él pensó que ya nada tenía importancia.
Ni la soledad, ni el desprecio. Mucho menos el espanto. Su presencia era como una estrella brillante que le encendía el corazón.
El roce de su mano le provocó un vértigo y un frenesí que casi lo hacen desvanecer. Se apoyó contra la pared y apenas pudo escuchar lo que ella le estaba preguntando.
-¿Se siente mal?
Avergonzado por su flojera, balbuceó una disculpa y huyó hacia
su escritorio precedido por las risotadas de los pelafustanes de siempre.
Con el transcurso de los días, la fascinación que experimentaba por
aquella mujer se convirtió en una verdadera obsesión.
Su sonrisa cálida le cambiaba el humor y todos los desplantes a los que
estaba acostumbrado, pasaron a un segundo plano.
Nadie dudaba que la belleza espontánea de la nueva secretaria era
simplemente espectacular.
Sin embargo a él, lo perdía la fragancia dulce que emanaba la maravillosa
criatura. Sus fosas nasales recibían con un inexplicable placer el aroma
delicioso que exudaba la fémina al vagar por la oficina.
El regreso al hogar se había transformado en una tortura. Las horas alejado
de ella se tornaban interminables. Necesitaba su presencia como un mendigo
ruega por un poco de pan. Si por lo menos pudiera llevarse algo que la recordara.
Como paliativo para tanto sufrimiento, había decidido buscar la forma de
suplantar por lo menos su perfume.
Se compró unos libros de herboristería y comenzó a experimentar con diferentes
mezclas de hierbas y flores. Una noche después de colar una de las complicadas
pociones, su cuerpo se tensó completamente.
Al fin había logrado dar con la fórmula perfecta.
Aspiró con avidez el líquido que reposaba en el recipiente de cristal y una creciente
excitación le nubló la razón. Se ruborizó y tímidamente palpó su abultada entrepierna.
Dios se había apiadado de él. Volvía a ser el hombre que nunca debió dejar de ser.
Hacía tanto tiempo que no se sentía de ese modo…
No puede recordar como sucedió, pero tiene muy en claro que no fue su intención
probar aquella sublime fragancia. De pronto se encontró lamiéndose los dedos
con fruición. Era como néctar para sus labios.
Su lengua voraz succionaba las falanges con desesperación.
La idea se enquistó en su mente una noche de verano. Luchó febrilmente para borrar
aquel pensamiento de su cabeza. Cuanto más batallaba para ahuyentarla, la ocurrencia
cobraba fuerza y se arraigaba poderosa en el fondo de sus más oscuros deseos.
Como era época de vacaciones, los primeros días nadie notó su ausencia.
Reportaron la desaparición una semana después.
Había preparado la mesa con esmero. Los cubiertos de plata resplandecían
y la copa de cristal contenía orgullosa un vino exquisito.
Se sentó frente a la pantalla del televisor y observó la imagen que este proyectaba.
Mientras degustaba con deleite el primer bocado, miró con desdén la fotografía
que aparecía en el noticiero. Sonrió satisfecho. Sin duda la imagen de la muchacha,
no podía compararse con el sublime sabor de su carne y de su piel.
Leí esto justo antes de irme a dormir, me ha emocionado tanto que creo soñaré algo similar.
ResponderEliminarGracias y buenas noches Bee.
BEE,comencé a leerlo y me recordó a"El Perfume"pero el cambio que diste fue magistral...maravilloso.
ResponderEliminarBesos
PD:Han pasado muchas cosas en mi vida,quizás por eso veas indicios de ello en este blog,pero eso fue hace mucho tiempo....
Noooo ¿se la comió?...buen relato Bee.
ResponderEliminarOOOHHHH SE LA COMIOOO!!!
ResponderEliminarJAJAJA MUY BUENOOO
Tengo la oscura fantasía de morfarme a alguién,
el día que lo haga te paso los datos de lo que sentí y lo comparamos con los de este hombre!!
SALUDOS MUJER HERMOSAAAA
¡Muy bueno Bee! En adelante procuraré no usar perfumes que puedan empañar la razón...
ResponderEliminarUn beso grande.
Vaya, esto si que es una atracción fatal. Me despistó eso de conseguir un perfume que oliera como ella, porque pense que el hombre al echarselo encima se comeria a si mismo, pero claro eso es muy retorcido y yo no tengo tu talento ;)
ResponderEliminarMuy bueno Bee!
Heyyy Muchas gracias a todos!
ResponderEliminarCARLOS:
Me alegra que te haya gustado. Lograr la emoción del que lee es FENOMENAL! Un abrazo!
MORGANA:
Cuando leí "El Perfume" quedè impactada. Pero en este caso, el protagonista no se contentó sólo con el perfume... Un beso enorme!
SU:
Gracias x pasar Su! Muchos saludos!
ESCARCHA:
Lo que te faltaba "antropófaga" JAJAJA! Què me sorprendès simepre mujer! Besotazos!
PATRICIA:
Què gusto tnerte x acá. Es verdad, mucho cuidado con la fragancia que elijas. Una nunca sabe... Un beso!
MUSARAÑA:
jajaja! Me gustó lo de "retorcido" Gracias x lo del "talento" Es que una se contagia de gente fantástica como tú! Besos brujos reina!
Bee, tengo que preguntártelo, ¡cómo haces para escribir tan bien y tan seguido?
ResponderEliminarYo apenas puedo subir un texto cada 5 o 6 días y tú los sacas todos buenos, extensos y con poco tiempo uno del otro. Admirable.
Te dejo un beso enorme.
Humberto.
"Afirmar que su existencia comenzó el día en que la vio por primera vez." Yo no creo en la reencarnación, pero sí creo en que a lo largo de nuestra vida nacemos y morimos muchas veces.
ResponderEliminarMuy bonito relato.
Besossss.
Muchas gracias por los comments!
ResponderEliminarHUMBERTO:
Gracias por tus palabras amigo! Creo que me encuentro en pleno "brote creativo" Ojalá las historias sigan fluyendo y transmitiendo mis sensaciones. Un beso grande!
ANIKI:
Un gustazo tenerte x aquí. Coincido en que nacemos y morimos todos los días. Un abrazo!