Erguido y frondoso, se afanaba por extender sus raíces bajo la tierra pampeana.
Testigo mudo de glorias pasadas, cobijó bajo su sombra tantas vidas como pudo.
Llegaron por caminos opuestos.
A ella la trajo el viento del norte. Él vino arropado por la brisa fresca del sur.
Ella tenía los ojos tan oscuros como la noche y la piel surcada por decenas de finos
senderos tallados por el sol.
Él aún conservaba la impronta militar de sus antepasados castrenses. Su espalda
se resistía a encorvarse y enfrentaba con estoicismo los embates del tiempo.
Ella encontró a su padre yaciendo inerte bajo las protectoras ramas. Apenas tuvo
tiempo para guardar en su memoria el último aliento del hombre.
El cacique Caleliyán, descendiente de los indios mapuches, luchó hasta el final.
Las aguerridas lanzas no tuvieron chances frente a la furiosa embestida del ejército.
Él recuerda las anécdotas que su progenitor se empeñaba en relatar. Sin embargo,
no siempre aquel hombre se había sentido orgulloso de sus acciones.
Habían sido tiempos crueles y azarosos.
Sólo unos cuantos metros los separaban. Las miradas se cruzaron por primera vez.
Era el enfrentamiento de dos mundos diametralmente opuestos.. A pesar de todo,
no necesitaron hablar para adivinar que sus historias estaban conectadas.
Ella se acercó al caldén, se arrodilló frente al centenario tronco y elevó una plegaria.
Él mantuvo la distancia y en respetuoso silencio la escuchó cantar.
Con el paso de los años y a su manera, el viejo general había reconocido el coraje tribal.
Los versos que su padre solía recitar, regresaron a su mente con sincero fervor.
“Lanza tu grito fuerte, tu grito rutilante,
con tu garganta india y en tu verbo español.
¡Despierta América Latina, despierta y adelante,
recuerda que naciste predilecta del Sol!”
Cuando abrió los ojos, la india se alejaba con la cabeza en alto y el paso firme.
A sus pies, una pluma multicolor yacía aferrada a un cordel de cuero trenzado.
Recogió aquel recuerdo y se sentó bajo el caldén. La pequeña figura apenas se divisaba
en el horizonte. Sin embargo, él aún sentía su presencia.
Más allá de las luces y las sombras, descubrió que la savia de su sangre ya era parte
de un mismo rio.
de un mismo rio.
Extracto del poema “La hora” de Caridad Bravo
Uffffffffffffff..Bee,me has emocionado.¡¡¡Cuanta fuerza en este relato,eres grande!!
ResponderEliminarMuy hermoso,de veras.
Delo más hermoso y emotivo que te he leído,esa india guerrera,por un momento me recordó a mí alma.
Besos llenos de amor.
Un cuento que lima nuestra historia hasta dejar una gema preciosa. Esto que narrás, esto somos. Hay quien aun no desea reconocerlo, pero son cada vez menos. Sangre y emociones sumadas hacen un solo río.
ResponderEliminarMe encanta que hayas utilizado un árbol 'de los nuestros' para atestiguar el encuentro.
Besos admirados, querida Bee
Has sacado tu lado más guerrillero y patriota, Bee! Es precioso y, aunque no sea latina, puedo sentirme identificada, al fin y al cabo todos hijos de nuestra tierra, savia de sus raíces. Un besazo!
ResponderEliminarPODEROSA MORGANA:
ResponderEliminarEsta india guerrera está inspirada en muchas mujeres que admiro, y no dudes que tú eres una de ellas.
A pesar de todo, siguen luchando con la frente en alto y el alma más fuerte que nunca.
Besos sanadores, linda Morgana!
PATRICIA:
Eyyy Patri, vengo de tu blog! Me encantó el micro de Inversionista en Tierra!
Con respecto a este relato, la primera vez que conocí La Pampa me fascinaron los caldenes. Y siempre quedaron en mi memoria. Intenté con este texto volcar, como bien dijiste, la mezcla de razas que nos conforman como nación.
Es hora de aceptar que ya somos un solo rio, no?
Todo mi cariño y un besazo, amigaza!
MISS BITTERSWEET:
Hola milady! Ni lo dudes, amiga. En la historia de cada uno de nuestros países, la sangre de muchas etnias se han mezclado.
No siempre fue de un modo honorable y muchas veces belicoso y cruel, pero en definitiva de todo eso hemos salido nosotros.
Besos miles para tí!!!
Es hermoso Bee, veo las raíces tanto en el Calden como en los personajes. Te recomiendo, si algún día podes hacerlo, que pases por Junín de los Andes y que veas la monumental obra "Vía Christi" con rostros de mapuches de la comunidad plasmados en imágenes de la obra........!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarhermoso cuento Bee!!!
ResponderEliminarla historia emociona, uno la siente latir en nuestra propia sangre.
enhorabuena por este texto.
un abrazo amiga!!!
PEREGRINO:
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Osvaldo! Por cierto ya agendo la obra de Junín de los Andes. Espero tener la oportunidad de conocerla pronto.
Te de dejo un saludo enorme, amigo!
ESCARCHA:
Hola Diana! Y si, es parte viva y real de nuestra historia. En la medida que valoremos todos nuestros componentes, vamos a poder avanzar y desarrollarnos.
Besos brujos, morocha querida!
Mismo tronco pero destinos desiguales. Todos conquistan, nadie convive. Un beso!
ResponderEliminarDANY:
ResponderEliminarAyyy Dany!
La lucha entre los más débiles y los poderosos es tan vieja como la historia de la humanidad...
Vieja, desigual y dolorosa. Es una conducta -no sé si es el término adecuado- intrínseca en el hombre.
Porque en todos los ámbitos se da esta situación.
Se me vino a la mente la canción de Cabral "El hombre no aprende jamás"
Un beso azul y blanco, cuervín!
Me saco el sombrero frente a este escrito celeste y blanco, te digo que hoy no me llama poner una palabra que no sea en español.
ResponderEliminarUn texto diferente, eso es bueno, muestra tu capacidad para variar.
Un beso enorme.
HD
Hola H!!!
ResponderEliminarGracias por tus palabras, amigo!
Este texto surgió de un encuentro que tuve la semana pasada. Ordenando una parte de la biblioteca, me tropecé con un libro que se llama "América habla" Fue genial releer algunas poesías y textos latinoamericanos tan bonitos.
Realmente inspirador. Además el caldén es un árbol que llevo en el corazón.
Te dejo un beso y un abrazo enormes! :)
Gracias por tus palabras Bee.No tenía intención de postear ,pero Toro me obligó,ja,ja,ja
ResponderEliminarBesazos reina.
Un relato diferente -así lo siento- de lo que comúnmente escribes.
ResponderEliminarNo sabía que era el caldén, ahora si.
Besos.
PODEROSA MORGANA:
ResponderEliminarMe hiciste reír muchísimo, Mor! Me encanta cuando escribes con humor!
Besos sanadores!
LA MALQUERIDA:
Hola Flor! Es verdad, fue una experiencia mágica y diferente escribir este texto.
Besos miles, amiga!
Es muy hermoso este cuento, me habla de la fuerza, de la grandeza del alma, de la persistencia y la lucha.
ResponderEliminarBesos tesoro, aún necesito tiempo, mi situación lo requiere, pero me escapo de vez en cuando porque os echo de menos.
Besos dulces...........siempre!!!