THE OFFICE: EL JEFE DE VENTAS

Existe una gran variedad de ofidios venenosos. La taipán, la cobra real, la mamba negra...

Pero sin duda el más peligroso de todos estos especimenes es Raúl Sambucetti.

De sangre fría y de costumbres rastreras Sambucetti no titubea ante un posible enemigo.

Como Jefe de Ventas de la empresa, este individuo no duda un segundo en serrucharle el piso a todo aquel que intente escalar en la bendita pirámide laboral.

Sambucetti hace gala de un cinismo y una desfachatez que haría sonrojar al mismísimo Lucifer. Pero sin duda su rasgo más pronunciado y vomitivo es ser un verdadero chupamedias.

Avanzando con paso ágil y decidido, entra todas las mañanas con aire socarrón y después de lanzar un falso “Buenas” se dirige raudamente a rendirle pleitesías a los superiores.

Primero en el brindis de fin de año, chofer ocasional en caso de que el jefe y/o familiar del mismo lo requieran, entre otras alcahueterías varias.

Cada vez que sonríe y enseña sus colmillos amarillentos producto de años de darle sin asco al cigarrillo, es el presagio de que algo malo va a suceder.

Y mejor no hablar de los pobres muchachos que se encuentran bajo su dominio.

¡Qué ala protectora ni ocho cuartos! Su grupo de vendedores, más que trabajadores son abnegados esclavos que no tienen otra que soportar sus aires de superioridad y dudosa reputación.

El caso es que un buen día avisaron que Sambucetti no iba a continuar en la empresa. Por razones de salud, debía abandonar el puesto de trabajo donde tantos enemigos había cultivado.

La euforia se hizo carne en el plantel de la oficina. Ninguna de las diferentes áreas dejó de celebrar tan grato acontecimiento. Hasta se llegaron a descorchar varias botellas de champán francés.

Poco duró la algarabía. En el fondo, todos sabían que el muy ladino no se iba a dar por vencido así nomás. Grande fue la sorpresa cuando el gerente general hizo la presentación del nuevo integrante de la familia laboral.

Un clon de Sambucetti, pero unos cuantos años menor, sonreía mefistofélico, mientras el resto del personal lo observaba con ojos desorbitados.

-Les presento a nuestra flamante incorporación. Ramiro Sambucetti, hermano menor de Raúl.

Así es la Madre Naturaleza, las especies se reproducen.

No siempre para bien.