Poco a poco se iban acercando a la cocina hasta quedar a centímetros de las hornallas. Olfateaban las fragancias y se sentaban en el piso con las pupilas dilatadas y fijas. Nadie recordaba el momento en el que abandonaron los cubiertos y empezaron a comer con las manos. Los pequeños dedos hurgaban en el guisado, mientras las lenguas limpiaban con prolijidad los restos que quedaban en el plato.
Sólo la madre parecía estar fuera de sí ante semejante conducta. El resto de la familia celebraba con dudosa indulgencia la escena, que a fuerza de repetirse de manera cotidiana, se había transformado en una rutina inevitable.
Cuando Raquel propuso recurrir a un especialista, recibió una salva de críticas que la acusaban de exagerar su preocupación. A los pocos días de cumplir doce años la abuela descubrió a sus nietos devorando las hojas de los libros que poblaban la biblioteca. La mirada que le lanzaron arrebató la posibilidad de reprenderlos. Un sentimiento oscuro, casi siniestro, brotó de aquellas pupilas desérticas que la despojaron de la certeza de que allí no pasaba nada. Muy pronto insectos, piezas de juguetes y plantas se sumaron a la lista que formaba parte del descabellado hábito.
Meses después de cumplir la mayoría de edad, los hermanos abandonaron el hogar amparados por las sombras de la madrugada. Ningún miembro de la parentela volvió a saber de ellos. La única que no capituló fue Raquel, que se dedicó a buscar a sus hijos durante años.
Todas las tardes antes de que cayera el crepúsculo, se acomodaba en el banco de la plaza y organizaba la pesquisa del día siguiente. Un martes de fines de Julio, un extraño se sentó tan cerca de ella que le rozó el cuerpo de un modo casi descarado.
-¡Víctor!
Raquel abrazó a su hijo y apenas pudo contener las lágrimas.
-¿Dónde está Abel? –inquirió entre sollozos.
La voz gélida del muchacho fue lapidaria.
-Desapareció.
EXCELENTEEEE!!!
ResponderEliminartienes una manera pulcra y exquisita al narrar, uno se tienta de volver para leer esos juegos de imágenes.
Un texto casi tan rico como seguramente estuvo Abel.
ABRAZOS BEE
Caníbales de la orfandad y el más pulcro sentimiento de relaciones humanas. De alguna manera todos hacemos lo mismo, nos hemos tragado la misericordia y hemos vomitado ciudades enteras dictaminadas por un hambre siniestra.
ResponderEliminarTe apuesto un dólar que Raquel tampoco llegó esa tarde de vuelta a casa.
Besos.
Desaparecer sin dejar huella para que nadie sepa nada de nada.
ResponderEliminarBeso
Hoy estoy de acuerdo con mi cadelinha, Raquel no llega a su casa. Y sin embargo agrego: muy pronto será él mismo quien acabe con su propia voracidad.
ResponderEliminarMuy buen tema y narrado con todo tu arsenal.
You've been able to wait and I loved the result.
Cheers, my BeeBee!
HD
ESCARCHA:
ResponderEliminarMuchas gracias, Diana! Y bon apetit! ;-) Besos embrujados!
SARCO:
Me encantó tu reflexión, Sarco! Está muy cerca de mi mirada con respecto a la historia. Hambre de atención, hambre de poder, hambre dominio.
Besos miles cruzando la cordillera!
LA MALQUERIDA:
Hola, linda Flor! Así es. Y de pronto: la NADA.
Muchos besos para tí!
HUMBERTO:
Opino lo mismo, Negro! Hambre compulsiva que esconde un montón de carencias y que puede llegar a ser fatal. Y Raquel? Crucemos los dedos por ella! ;-)
Muchas gracias, mi amigo!
P/D: Vos sos uno de los mentores para que cultive la paciencia, dome la ansiedad e intente seguir buscando. Ya sabés todo lo que aprecio tu ayuda y tu amistad.
Big hug for you!
¿Acaso soy yo el custodio de mi hermano?
ResponderEliminarAunque no se trate del todo aquí del Cainismo, más bien, del canibalismo extrauterino. De la voracidad como indicas en el título. Has creado imagenes que llaman la atención; la conducta familiar, el consentimiento y la insistencia de la madre para evitar, intentar corregir esa voracidad. La espera en la plaza, la esperanza.
Para mi reflejas aquí perfectamente, desde el nido a una sociedad enferma y voraz, la nuestra. Siempre narrando con imagenes claras, describiendo la escena y dejando ver los objetos, los gestos, la voracidad de la quenos hablas.
Muy bueno, Bee.
Abrazos
No debe haber peor cosa que desaparecer estando ya desaparecido... Un besote.
ResponderEliminar¡Cuánto me alegra retomar rutinas post veraniegas y volver por aquí, Bee! Me alejo unos días y cuando vuelvo veo que tu progresión no se detiene.
ResponderEliminarMe gusta este micro que transita las pérdidas -incluso las pérdidas dobles, en número y ocasión- tiéndolo de fantasía y -¿cómo no?- terror.
Un abrazo,
Nada se pierde, todo se transforma. Es más diría que hay una apología del canibalisma en el lenguaje vernacular. "Anoche me comí una mina" Antes se la "agarraba". Ni hablar del sexo oral, que calculo que es una forma subliminal del canibalismo. Abrazo!
ResponderEliminarMis hijos comen como termitas pero con muchos más modales, como mucho se muerdes las uñas y las propias.
ResponderEliminarQué fuerte eres my sis.
Excelente historia de terror. Y esa palabra última... un golpe seco y definitivo.
ResponderEliminarApláudola y salúdola, Borjas.
Se lo comió????
ResponderEliminarwow... no pudiendo evitar recurrir a esa manía funesta de comer todo, se comió al hermano.
ResponderEliminarexcelente relato Bee...
lo que me preocupa es si Raquel regresaría a casa ese día.
enhorbuena
con abrazos
Carlos
ANTONIO:
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonio. Me conmueve la forma en que captás el texto. Doble premio para mí.
Abrazo fuerte!
MI ÁLTER EGO:
Es verdad, mi amiga! Es casi tétrico. Besos!!!
PEDRO:
Te agradezco muchísimo tus generosas palabras, Pedro! Me alegro que ya estés de vuelta, se te extraña, mi amigo. Abrazo para tí!
ATO:
Jajaja!!! Pepe, tus elucubraciones me fascinan. Me hiciste acordar a la canción: "Devórame otra vez, devórame otra vez" ;-)
Besazo, Tiger!
SERGIO:
Claro, hombre!!! Tus niños son saludables! Los de la historia tenían un pequeño problemita: estaban re-locos!
Abrazo, my bro!
ROB K:
Muchas gracias, don Rob! La última palabra fue la más costosa. Tenía que ser así. LETAL.
Saludos y gracias again!
MAGAH:
Y.... creo que lo pasó a las armas, Gaby! Los hermanitos no estaban nada bien del marote.
Besos, mujer linda!
INNOMBRABLE:
Yo también temo por Raquel, Carlos!
Muchas gracias por leer y un abrazo para tí!
¡Hayyy me hiciste sacudir como lo suele hacer una común amiga...!!! ¡Felicitaciones Bee muy bueno en un estilo que no te conocía...!!!!! Abrazo
ResponderEliminarEl hambre a tantas cosas de las que se carece o se anhela, empieza despacito, casi como un juego o una travesura. Pero a medida que la glotonería crece, se arrasa con todo lo que rodea.
ResponderEliminarMe encantó el clima que generaste, un tema fuerte, en el que siempre mantuviste una prosa medida y que el lector imagine.
Un gran abrazo, Bee.
Perdón, se me coló una "H" en el Ayyyyyy, ahora me duele más...
ResponderEliminarPEREGRINO:
ResponderEliminarEl efecto ESCARCHA. Jajaja!!! Gracias, Osval y no te preocupes la "H" ni se notó. ;-)
Abrazo, mi amigo!
MIRELLA:
Muchas gracias, Mirella. Tu mirada refleja el nudo de esta historia, que es compleja y patológica.
Otro abrazo para tí!
No se puede olfatear las fragancias, mira las consecuencias, hambre, sólo hambre y deseos de devorarlo todo sin clemencia... La frase de "comernos unos a otros" nació en la mesa del arrebato y así nos vemos, descuartizados. Excelentes imágenes Bee, un verdadero placer degustar tu cuento y compararlo con la gran orgía del momento. Te felicito, amiga!
ResponderEliminarte leo y me alegro de complicarme con tu desenvoltura pulcra y fina. Ese modo elegante de trazar las líneas, para que nos perdamos..y como de costumbre, despedazarnos con un final "made in Bee".
ResponderEliminarPobre Raquel
besos Lady Bee
Volver a leerte es un lujo ¿que puedo permitirme? Sí. Porque tú nos brindas estos ingeniosos relatos en bandeja.
ResponderEliminarUn placer.
Me encanta visitar este tipo de blog con las que con pocas palabras te pueden atrapar.
ResponderEliminarMe gusta!
Ese ansia exagerado se hace mayor en las personas que no lo han tenido todo o quizá, en aquellas que lo han tenido más difícil? podría ser.
ResponderEliminarUn texto excelente. Me gustó mucho.
un saludo
Estremecedor relato que pone de relieve el canibalismo que habita dentro de nosotros, que empieza en el altar de la parrilla y los asados como ritos de celebraciones de cualquier cosa.
ResponderEliminarTexto admirable, reverencia, BEE!!
JULIE:
ResponderEliminarMuchas gracias, Julie! Es verdad, estamos transitando momentos de fatal canibalismo. Sálvese quien pueda. Muy triste.
Abrazo enorme, amiga querida!
OTTO:
Jajaja!!! Tú bien sabes definirme, Jose. Es que me gusta que los cuentos sean como un hechizo. Besos bien porteños, guapo!
MODERATO:
El placer es mío, Jose! Gracias por leer y felicitaciones por tu libro.
Un beso enorme!
RICARDO:
Te agradezco tus palabras y bienvenido al blog, Ricardo.
Saludos para tí!
ESILLEVIANA:
Muchas gracias, amiga! Cada persona esconde carencias o pérdidas que sin duda marcarán su vida para siempre.
Otro saludo para tí. Un placer conocerte!
CEO:
Qué buen punto destacaste, Eduardo! Esclavos de ritos y de carencias.
Muchas gracias y un beso enorme!
Muy buen relato... intersección entre "Hansel y Gretel" y "Cain y Abel".
ResponderEliminarme generó escalofríos...
besos...
ella
Muy bueno, SU!!! Ese mix de hermanos famosos me encantó!!!
ResponderEliminarUn beso, mi amiga!
Pareciera viéndolos desde el otro lado, el que permite vivenciar, que esa voracidad es una parábola de estas nuevas generaciones caníbales que degluten sin saborear...esa es la herencia que les dejamos... La avidez de tragar sin masticar... De vivir sin sentir... Me encantó, ya sabes. Besos amiga.
ResponderEliminar¿Le puso salsa? Dicen que sabe mejor...
ResponderEliminarEn fin, te mando un abrazo y me voy a tomar el aperitivo.
Los veo ...si casi los siento ...comiendo y masticando lo que encontraban a mano..
ResponderEliminarQuienes eran?
Dos personas con custumbres diferentes...
Al resto de la gente
que se cree normal....
Me voy con sabor a papel en la boca
ResponderEliminarun sabor diferente...
Todo es cuestion de
Probar...
MELVIN:
ResponderEliminarMuy buena reflexión, Mel. Esa es una de las patas de esta historia. La necesidad imperiosa de DEVORAR. Cuánta insatisfacción y carencias. Lastimoso lo que le estamos dejando a los chicos.
Besos miles, Amigo lindo!
MUCHA:
Qué lindo eso de que pudiste "ver" la historia. Palparla. Quedarte con sensaciones físicas.
Me das una alegrías enorme, Mucha!!!
Besos porteños vuelan a Miami!!!
Muy buenooooooooo!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Pame!!! Besossssssssssssssss!!!
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